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Voto de Joan Ramirez:
9
20 de enero de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como herramienta, con Jim Jarmusch me doy cuenta de que el cine no se inventó para los que quieren contar algo. Es para los que observan. Y, en mi opinión, sepan que no vemos nada que no llevemos dentro.
De acuerdo, menos filosofía y más de la película. Punto uno: pecado mortal no verla en versión original. No deben perderse el inglés ni el italiano de Roberto Begnini, su voz, su dicción. Son media película. Y lo mismo digo de Tom Waits, ya se sabe, cazalla de alta graduación.
Por lo demás, la película es en blanco y negro (más esencial). Buena fotografía. Buena música. Planos largos, secuencias pausadas. Tres outsiders. Dos de ellos macarrillas tan iguales que se repelen pero se aprecian. Soñadores. Y Roberto Begnini, el tercero, el hombre que parece que menos se entere pero al que la realidad más obedece.
No es la primera vez que veo en Jarmusch el recurso de poner un personaje que no habla inglés y que, sin embargo, domina la realidad circundante como nadie. En Ghost Dog, el Camino del Samurai, este recurso está llevado al extremo. ¿Y con ello que consigue el director? Lo que intentaba insinuarles al principio, que lo esencial es inefable, no tiene por qué ser ni comprensible, y se lleva dentro. Las películas de este hombre tienen algo de fábula.
Ya les digo, tres hombres a los que concentra el peso de la ley y que son dispersados con más éxito por… sabe Dios qué.
Buena película.
De acuerdo, menos filosofía y más de la película. Punto uno: pecado mortal no verla en versión original. No deben perderse el inglés ni el italiano de Roberto Begnini, su voz, su dicción. Son media película. Y lo mismo digo de Tom Waits, ya se sabe, cazalla de alta graduación.
Por lo demás, la película es en blanco y negro (más esencial). Buena fotografía. Buena música. Planos largos, secuencias pausadas. Tres outsiders. Dos de ellos macarrillas tan iguales que se repelen pero se aprecian. Soñadores. Y Roberto Begnini, el tercero, el hombre que parece que menos se entere pero al que la realidad más obedece.
No es la primera vez que veo en Jarmusch el recurso de poner un personaje que no habla inglés y que, sin embargo, domina la realidad circundante como nadie. En Ghost Dog, el Camino del Samurai, este recurso está llevado al extremo. ¿Y con ello que consigue el director? Lo que intentaba insinuarles al principio, que lo esencial es inefable, no tiene por qué ser ni comprensible, y se lleva dentro. Las películas de este hombre tienen algo de fábula.
Ya les digo, tres hombres a los que concentra el peso de la ley y que son dispersados con más éxito por… sabe Dios qué.
Buena película.