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Voto de Joan Ramirez:
5
6,6
2.130
Western
Taw Jackson, un preso que disfruta de libertad provisional, quiere aprovechar la ocasión para vengarse de Frank Pierce, el hombre que unos años antes, le tendió una trampa que lo condujo a la cárcel. El objetivo de Pierce era quedarse con la finca de Jackson, en la que se había descubierto un filón de oro. Pero Jackson está decidido a desbaratar los planes de su enemigo. (FILMAFFINITY)
3 de diciembre de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinéfilos, si les apetece pueden prescindir de la involucrada música de Dimitri Tiomkin y recordar la sintonía del "Equipo A". Incluso se puede jugar a parafrasear la entradilla que acompañaba todos los episodios de la serie a la hora de redactar una sinopsis.
“A principios del siglo XX un hombre fue injustamente acusado de un crimen que no había cometido. Perseguido y finalmente encarcelado, pasó tres años en prisión maquinando el modo en que se vengaría del villano poderoso que le había desprovisto de todos sus bienes. A su salida de prisión, reunió a un equipo dispar de hombres capaces de hacer justicia…”
John Wayne, en el papel de Hannibal Smith. Hombre maduro, cerebro de la banda, establece y diseña el plan. No llega a decir que le encanta que los planes salgan bien, pero juraría que se fuma algún purito durante el metraje.
Kirk Douglas, en el papel del teniente Templeton Peck. Rubio, guapo, ligón y hortera. Aquí le veremos triunfando entre asiáticas, mejicanas y gringas propiamente.
Bruce Cabot, el indio pintoresco, pone la nota racial. Representa aquí el papel del sargento Baracus, más conocido como M.A. Igual de bruto que su homólogo negro (y no menos folklórico en su modo de vestir), aquí le veremos arrojando todo un piano sobre una caterva de borrachos en una pelea de “saloon”.
Y, finalmente, Robert Walker Jr. en el papel del Howling Mad Murdock. Alcohólico y borrachín, inspirará al desequilibrado capitán de la serie televisiva. No obstante, y pese a la poca fiabilidad de sus cabales, ambos personajes tienen en común su inapreciable pericia técnica. Allá donde Murdock era un eficaz piloto, nuestro alcoholizado amigo se muestra como un experto en explosivos.
Llegados a este punto, reconozco que en la película que nos ocupa me sobra el personaje del viejo celoso, pero bueno… sale poco y, con lo ya expuesto, creo que es más que suficiente.
(sigo en spoiler por falta de espacio)
“A principios del siglo XX un hombre fue injustamente acusado de un crimen que no había cometido. Perseguido y finalmente encarcelado, pasó tres años en prisión maquinando el modo en que se vengaría del villano poderoso que le había desprovisto de todos sus bienes. A su salida de prisión, reunió a un equipo dispar de hombres capaces de hacer justicia…”
John Wayne, en el papel de Hannibal Smith. Hombre maduro, cerebro de la banda, establece y diseña el plan. No llega a decir que le encanta que los planes salgan bien, pero juraría que se fuma algún purito durante el metraje.
Kirk Douglas, en el papel del teniente Templeton Peck. Rubio, guapo, ligón y hortera. Aquí le veremos triunfando entre asiáticas, mejicanas y gringas propiamente.
Bruce Cabot, el indio pintoresco, pone la nota racial. Representa aquí el papel del sargento Baracus, más conocido como M.A. Igual de bruto que su homólogo negro (y no menos folklórico en su modo de vestir), aquí le veremos arrojando todo un piano sobre una caterva de borrachos en una pelea de “saloon”.
Y, finalmente, Robert Walker Jr. en el papel del Howling Mad Murdock. Alcohólico y borrachín, inspirará al desequilibrado capitán de la serie televisiva. No obstante, y pese a la poca fiabilidad de sus cabales, ambos personajes tienen en común su inapreciable pericia técnica. Allá donde Murdock era un eficaz piloto, nuestro alcoholizado amigo se muestra como un experto en explosivos.
Llegados a este punto, reconozco que en la película que nos ocupa me sobra el personaje del viejo celoso, pero bueno… sale poco y, con lo ya expuesto, creo que es más que suficiente.
(sigo en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tan sólo añadir que, si bien la celebérrima GMC Van (la furgoneta del Equipo A) no encuentra una clara correspondencia, existen lazos inequívocos con el carro blindado que da nombre a la película, no solo por la peculiaridad del belicoso vehículo, si no por el tratamiento que le da la cámara en ambas obras.
En fin… paralelismos a parte, la película no es nada del otro mundo. Recomendable si eres un fan del género y además te apetece ver juntos a Wayne y a Douglas. A ambos les pasa lo de siempre: al primero el papel le sale redondo y sin esforzarse, y el segundo, mucho más voluntarioso, aprueba.
Supongo que el film también interesará a cinéfilos que sepan mucho más que yo y puedan ver más allá de las nimiedades que he descrito. Y, por supuesto, hará las delicias del público entre 8 y 11 años: peleas a puñetazos, docenas de muertos sin una gota de sangre, jinetes que suben de un salto al caballo, pistoleros que hacen acrobacias con el revólver, tropecientas caídas espectaculares desde un caballo… En fin, qué les voy a contar ya a estas alturas.
Tan sólo una reflexión postrera: ¿qué manía fue esa de incrustar el sentido del humor en algunos westerns? Si ya me parecía irritante cuando lo hacía John Ford, imagínense con Burt Kennedy. Menos mal que en los setenta la cosa se puso más seria.
Y es que yo, en realidad… soy de Starsky y Hutch.
En fin… paralelismos a parte, la película no es nada del otro mundo. Recomendable si eres un fan del género y además te apetece ver juntos a Wayne y a Douglas. A ambos les pasa lo de siempre: al primero el papel le sale redondo y sin esforzarse, y el segundo, mucho más voluntarioso, aprueba.
Supongo que el film también interesará a cinéfilos que sepan mucho más que yo y puedan ver más allá de las nimiedades que he descrito. Y, por supuesto, hará las delicias del público entre 8 y 11 años: peleas a puñetazos, docenas de muertos sin una gota de sangre, jinetes que suben de un salto al caballo, pistoleros que hacen acrobacias con el revólver, tropecientas caídas espectaculares desde un caballo… En fin, qué les voy a contar ya a estas alturas.
Tan sólo una reflexión postrera: ¿qué manía fue esa de incrustar el sentido del humor en algunos westerns? Si ya me parecía irritante cuando lo hacía John Ford, imagínense con Burt Kennedy. Menos mal que en los setenta la cosa se puso más seria.
Y es que yo, en realidad… soy de Starsky y Hutch.