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España España · Málaga
Voto de Lukas:
6
Romance. Drama Una noche, en una discoteca, ves a una chica, te enamoras de manera fulminante y se lo dices. Aunque no te hace mucho caso, pasas con ella el resto de la noche. ¿Qué ocurriría si, al día siguiente, no fuera la chica que parecía ser? Una noche, en una discoteca, se te acerca el típico chico que dice que se ha enamorado de ti. No le haces caso, pero después compruebas que no es el típico plasta, es simpático, encantador y realmente se ha ... [+]
23 de febrero de 2024
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No la vi en su momento, hace diez años, y como ya era tarde para ver una peli más larga (La sociedad de la nieve), pues al final me puse ésta, también en Netflix. Según los algoritmos de la plataforma de streaming, esta peli me iba casi al ochenta por ciento, un 77 % creo que decía. Ah, pues vale, vamos a verla. Y piqué, como me pasa muchas veces. No, si Netflix no falla, casi siempre acierta con mis gustos secretos…, pero esta vez el tiro le ha salido por la culata. ¿Por qué habría de gustarme esta historia? Creo que no he visto nada de Rodrigo Sorogoyen, pero tras este visionado, no me dan ganas de seguir. Otra vez el cine low cost, ahora tan de moda. Dos personajes, en lo que más parece una obra de teatro que una peli, como tiene que ser. No, si parece que se rodó gracias al crowdfunding, hay que joderse. Con razón ha salido esto, vaya churro.

La película se divide claramente en dos partes. La primera, como otras reseñas ya han destacado, es aburrida, insufrible, y la verdad es que a mí también me dieron ganas de abandonar. Pero rara vez dejo una peli, lo que puede pasar es que me quede dormido. Pues no, esta vez no di ni una cabezada, la historia me tenía atrapado. Sí, en el sentido de que quería saber qué pasaría a continuación. Porque este tipo de historia de seducción me interesa sobremanera, y porque de alguna forma me identifiqué, momentáneamente, con el protagonista. Cuántas veces, en aquellos años universitarios, o después, no intenté ligarme a alguna chica, con desiguales resultados. Ha tenido que pasar el tiempo, aprender un poco de los de Forocoches, para aprender que con las españolas, sobre todo las veinteañeras y treintañeras, pero también de cuarenta para arriba, no hay manera, que son más escurridizas que una bañera llena de hielo. Y esto es lo que pasa aquí. Él (bien, Javier Pereira) quiere ligársela, para pasar una buena noche; y Ella (también estupenda, mucho mejor que él, Aura Garrido, actriz a seguir), que nada, que no quiere, que la deje. Cuando se ve que en realidad lo está deseando. Es el viejo juego de la seducción, que se alarga una eternidad. Hay un momento, cuando están sentados en los escalones del portal de la casa de él, en que la cámara parece olvidarse de ellos, los observa de lejos, y luego por fin los enfoca de cerca. Vaya, man, que esto es una peli, ¿no? ¡hay que joderse!

Pero luego llega la secuencia (brillante) del ascensor, y ahí la historia da un vuelco, y aparece la segunda parte, que es mucho mejor, de ahí la nota media, de aprobado alto. Uno sospecha que a esta tía le pasa algo, pero no sabemos qué. Tras la brillante elipsis, viene el nuevo día. Si de noche todos los gatos son pardos, por el día todo se ve más claro. Muy adecuadamente, Sorogoyen pide al fotógrafo (excelente Álex de Pablo) que resalte el blanco de la decoración del piso, y ahí con el fulgor, con tanto blanco IKEA minimalista, salen a relucir todos los traumas, las heridas máximas, que no cicatrizan ni con todas las pastillas del mundo. Por un momento, hasta pensé en La herida, de Fernando Franco, con Marián Álvarez, ¡también de 2013, bendito año! Se crea, en esos pasillos, por donde corre la angustia y el nerviosismo, una densidad extraña, agobiante. Cómo sigue el amor tras hacer el amor, cómo es posible seguir viendo al otro, a la otra, después del placer y el descanso… Esta angustia, que a todos nos ha pasado alguna vez, unido a lo otro (lo Innombrable), hace que esta segunda parte consiga arreglar un poco el desaguisado. Y no es que la primera parte (el Juego de las Mentiras) no fuera interesante, pero la verdad es que, tal y como está escrito el guión, parece el devenir de dos pijos tontos. Es aquí, en el interior y también en el breve exterior, arriba en las alturas, en donde la cinta levanta el vuelo, en donde todo el vértigo de la existencia llega a su éxtasis. Pero antes, qué coñazo.
Lukas
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