Haz click aquí para copiar la URL
Argentina Argentina · Argentina
Voto de Crotalus:
7
Drama Esposa, madre y maestra jardinera de Devoto, con 30 años, Myriam Alejandra Bianchi decide cambiar el rumbo de su vida para siempre. Con su dulce voz, "Gilda" marcó la música tropical y se convirtió en un suceso de popularidad. Cuatro años más tarde, murió trágicamente en una ruta camino a la provincia de Entre Ríos. Su música influenció a artistas de todos los estilos y diferentes generaciones y su figura trascendió fronteras. (FILMAFFINITY) [+]
19 de septiembre de 2016
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo en mi casa un solo disco de cumbia ni me gusta bailarla en las fiestas, es decir no soy una fan de la música tropical y desde ese lugar fui a ver “Gilda”.
Se trata de una película que tiene dos rasgos distintivos: el primero, que su directora ha recreado el mundo de la música más popular de las clases más populares sin caer en lugares comunes ni rozar el grotesco, con buen gusto y sobre todo con muchísimo respeto por los artistas y el público que los admira (algo que lamentablemente no supieron hacer Cohn y Duprat en “El ciudadano ilustre”, cuya crítica escribí la semana pasada y parece no haberle sido muy útil a las clases medias que van al cine a reírse de la gente de menores recursos intelectuales de las cuales, por supuesto, las separa un abismo) Pero volviendo a Gilda, sostengo que uno de sus mayores logros es que aborda la vida de esta cantante de un modo ético en lo conceptual y grácil en lo estético.
El otro rasgo sobresaliente es la actuación impecable de Natalia Oreiro, nos captura con su belleza y su talento como actriz y como cantante durante toda la película. Si bien el director se excede un poco con tanto primer y primerísimo plano de su cara perfecta, esta repetición no resulta molesta. Y su despliegue al encarnar el personaje de Gilda tanto sobre el escenario como en su vida personal es más que elogiable.
Un párrafo aparte para los extras: el público de Gilda, todas esas personas que irradian devoción aparentemente sin filtro alguno. Memorable la escena en la que canta en la cárcel, una gema dentro de la película.
Quizás sean demasiados los minutos de rodaje dedicados a verla bailar y cantar sobre el escenario, pero eso es lo que ella era para el público y por lo que es recordada, como lo son todos los ídolos populares.
Una buena película, que reconoce sus límites y que se mueve dentro de ellos con elegancia, con verosimilitud y dando además la posibilidad de una lectura sobre la opresión que sufren en silencio tantas mujeres condenadas a no tener sueños. Y que además tiene el mérito de derrumbar prejuicios: me parece que en estos días me bajo algunos temitas de Gilda.
Crotalus
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow