Haz click aquí para copiar la URL
España España · Granada
Voto de Calvente:
1
Acción Raizo (Rain) es un niño de la calle al que el Clan Ozunu transforma en una máquina programada para matar; pero, cuando el Clan asesina a uno de sus amigos, Raizo desaparece y prepara su venganza. En Berlín, la agente de Europol Mika Coretti (Naomie Harris) ha encontrado una pista que demuestra que los responsables de algunos asesinatos políticos son asesinos del Lejano Oriente. Cuando el Clan se entera ordena su muerte, pero Raizo ... [+]
21 de junio de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me dispuse a ver Ninja Assassin con la intención de pasar un rato distraído contemplando las andanzas circenses de un grupo de ninjas asesinos, valga la redundancia. En principio uno no espera de este tipo de películas más que eso, entretenerse durante un rato. La primera escena despertó ciertas expectativas merced a un espectáculo de desmembramientos muy gráficos ejercidos a un grupo de yakuzas por parte de un esquivo ninja que se oculta en la oscuridad. Bien. Y ahí acabó todo.
Lo que viene a continuación es una trama folletinesca en la que se intercalan una investigación policíaca en torno al trabajo de un gremio de asesinos ninja en la actualidad con flashback que explican la historia del protagonista de la cinta en su entrenamiento desde la infancia para convertirse en una despiadada máquina de matar. Y ninguna de las dos tramas suscitan el más mínimo interés. No obstante uno puede disculpar este tipo de excusa argumental siempre y cuando sirva para hilvanar unos cuantos combates bien coreografiados. Pero ¡ay amigos! Los ninjas tienen sus trucos, al igual que el realizador del film.
De este modo desde el principio se nos explica que el mejor aliado de los ninjas es la oscuridad (como Batman, no obstante fue becario de un clan semejante a la hora de llevar a cabo su formación previa a vigilante de Gotham). Los ninjas se ocultan en las sombras para ser letales. Lo malo es que nadie se ocupó de decirle al director que filmar la acción planteada en la oscuridad es filmar una película oscura. Así los combates nos son escamoteados y presenciamos un absurdo espectáculo en el cual intuimos bultos que se mueven en la negrura de la pantalla, donde podemos intuir también los daños perpetrados por los chorros de sangre digital que salpican. Pero la sangre es rojo oscuro, y los ninjas visten de negro, con lo cual debemos imaginar más que ver.
Uno recuerda clásicos como “Depredador” y comprende el ingenio de mostrar un monstruo invisible gracias a pequeños detalles. Al menos el depredador tenia la vergüenza de emanar sangre fosforescente que se percibía sin dificultad.
Si los combates que no vemos eran el cebo que nos otorgaba cierto interés en ver la película, uno puede figurarse como sigue la trama que no nos interesaba desde el principio. Da vergüenza ajena como se conjuga por una parte el letal código de los ninjas (varazos en las piernas de chaveas, críos muertos en combates sádicos, lemas como “sangre por traición”...) junto a una historia de redención y buen rollo en torno al ¿amor? De dos ninjas (de distinto sexo, eso sí). Así el corazón de un ninja es tan susceptible de ser arrancado en la pantalla como de permitir discursos que harían sonrojar a Paulo Cohelo, llegando al paroxismo naïf con frases como “aunque me arranques el corazón nunca llegarás hasta él” (sic).

Cuando llevaba una hora mirando la pantalla comprendí que todo lo que pasaba en ella, y que en muchas ocasiones era incapaz de ver por la completa oscuridad, no me importaba absolutamente nada. Ni los ninjas, ni sus combates, ni la trama de chichinabo. Así pues decidí quitar la película.

Dudo que en el resto que no vi la cinta remontara hasta convertirse en un “Ciudadano Kane”, aunque todo es posible. No obstante la hora previa fue un espectáculo tan aburrido, absurdo, vergonzante y opaco (en el plano luminoso) que puedo vivir sin saberlo.
Calvente
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow