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Voto de Murat:
8
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50.647
Fantástico. Acción
Eric Draven y Shelly Webster están a punto de casarse, pero la noche antes del enlace son asesinados brutalmente. Un año después, el alma de Eric vuelve a la Tierra en forma de cuervo para vengarse. (FILMAFFINITY)
11 de julio de 2008
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay tres películas que no por casualidad tienen finales similares; son finales “de altura” en sentido figurado y no figurado. Las películas en mención, bien podrían ser consideradas íconos del cine gótico (si es que puede haber tal cosa), y su similitud no es sólo de forma sino también de contenido: Rotwang versus Freder; Roy versus Deckard; Top Dollar versus Draven.
En Metrópolis, Blade Runner y El Cuervo, respectivamente, los desenlaces se desarrollan en las alturas. En el techo de catedrales en el caso de Metrópolis y el Cuervo, y en el techo del edificio Bradbury en el caso de Blade Runner; llama poderosamente la atención el homenaje que Alex Proyas rinde a Metrópolis en su cinta, pues la escena del enfrentamiento entre Top Dollar y Eric Draven con Sarah a punto de caer del tejado, es fiel copia de la escena de Metrópolis donde también en el tejado de una catedral se enfrentan Rotwang y Freder, con María (la amada de Freder) a punto de caer del tejado.
En Metrópolis, Blade Runner y El Cuervo, respectivamente, los desenlaces se desarrollan en las alturas. En el techo de catedrales en el caso de Metrópolis y el Cuervo, y en el techo del edificio Bradbury en el caso de Blade Runner; llama poderosamente la atención el homenaje que Alex Proyas rinde a Metrópolis en su cinta, pues la escena del enfrentamiento entre Top Dollar y Eric Draven con Sarah a punto de caer del tejado, es fiel copia de la escena de Metrópolis donde también en el tejado de una catedral se enfrentan Rotwang y Freder, con María (la amada de Freder) a punto de caer del tejado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y la similitud no es casualidad: en los tres casos, la escena del duelo en las alturas representa dos fuerzas en conflicto, de las cuales sólo una (excepto en el caso de Blade Runner) ha de salir bien librada.
En Metrópolis y el Cuervo, el conflicto se define a favor del héroe, del salvador, del justiciero. Freder y Raven no solamente han restablecido el equilibrio haciendo justicia, sino que los dos han salvado a los hijos de la ciudad, cada cual a su manera: Freder junto con María poniendo a salvo a los hijos de los obreros de morir ahogados llevándolos a las partes altas de la ciudad, y Draven evitando que la ciudad sea incendiada al haber acabado con la organización criminal de Top Dollar que planeaba un incendio monumental para el día del diablo.
Top Dollar y Rotwang, (los dos emanando un cierto aire de mago oscuro) han muerto al caer de lo alto de la catedral, siendo más dolorosa la muerte de Top Dollar no solamente porque muere al caer sobre una punta que atraviesa su cuerpo, sino porque ha visto a través de la visión de Draven el mal que ha causado. Nada nos indica que se arrepintió. Nada nos hace creer que hubo ni en Top Dollar ni en Rotwang arrepentimiento por sus acciones.
Caso contrario ocurre en el duelo que tiene lugar en Blade Runner. El maniqueísmo que se maneja en Metrópolis y en El Cuervo se rompe. Allí, en medio de la confrontación, el héroe y el villano terminan confundiéndose, al punto de que Roy, el replicante “malo” termina conmoviendo al espectador. En una parte de la confrontación, Roy (el supuesto villano) le reclama a Deckard: “¿No eres tú el bueno? Vamos, Deckard, muéstrame de qué estas hecho”; y al final, en su acto de compasión (al salvar a Deckard de caer desde lo alto del edificio), se acerca más a lo que es ser humano y se convierte en héroe. Su enfrentamiento con Deckard le ha hecho tomar conciencia de su lugar en el mundo y aunque no tiene nada de qué arrepentirse, sí exhibe un sentimiento de resignación, la misma que todo ser humano en algún momento de su vida ha de exhibir al percatarse de su condición mortal: "Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir" –dice Roy resignado.
En las tres películas, los antihéroes desafían a la muerte y en todos los casos fracasan. Rotwang crea una robot en principio “inmortal”, la cual es quemada por los obreros; Top Dollar intenta hacer algo por definición imposible: quitarle la vida a Draven, un muerto; y Deckard intenta prolongar infructuosamente los cuatro años de vida con que ha sido programado. Sin embargo, a pesar de morir, Deckard logra de cierta forma inmortalizarse al apostarle a la vida. Cuando se hace consciente de su muerte segura, le salva la vida a su enemigo; no hay acto más trascendente; el robot confirma el temor de sus creadores, se ha vuelto humano, y la prueba está en que se ha dado cuenta de que no hay otra forma diferente de vencer a la muerte.
En Metrópolis y el Cuervo, el conflicto se define a favor del héroe, del salvador, del justiciero. Freder y Raven no solamente han restablecido el equilibrio haciendo justicia, sino que los dos han salvado a los hijos de la ciudad, cada cual a su manera: Freder junto con María poniendo a salvo a los hijos de los obreros de morir ahogados llevándolos a las partes altas de la ciudad, y Draven evitando que la ciudad sea incendiada al haber acabado con la organización criminal de Top Dollar que planeaba un incendio monumental para el día del diablo.
Top Dollar y Rotwang, (los dos emanando un cierto aire de mago oscuro) han muerto al caer de lo alto de la catedral, siendo más dolorosa la muerte de Top Dollar no solamente porque muere al caer sobre una punta que atraviesa su cuerpo, sino porque ha visto a través de la visión de Draven el mal que ha causado. Nada nos indica que se arrepintió. Nada nos hace creer que hubo ni en Top Dollar ni en Rotwang arrepentimiento por sus acciones.
Caso contrario ocurre en el duelo que tiene lugar en Blade Runner. El maniqueísmo que se maneja en Metrópolis y en El Cuervo se rompe. Allí, en medio de la confrontación, el héroe y el villano terminan confundiéndose, al punto de que Roy, el replicante “malo” termina conmoviendo al espectador. En una parte de la confrontación, Roy (el supuesto villano) le reclama a Deckard: “¿No eres tú el bueno? Vamos, Deckard, muéstrame de qué estas hecho”; y al final, en su acto de compasión (al salvar a Deckard de caer desde lo alto del edificio), se acerca más a lo que es ser humano y se convierte en héroe. Su enfrentamiento con Deckard le ha hecho tomar conciencia de su lugar en el mundo y aunque no tiene nada de qué arrepentirse, sí exhibe un sentimiento de resignación, la misma que todo ser humano en algún momento de su vida ha de exhibir al percatarse de su condición mortal: "Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir" –dice Roy resignado.
En las tres películas, los antihéroes desafían a la muerte y en todos los casos fracasan. Rotwang crea una robot en principio “inmortal”, la cual es quemada por los obreros; Top Dollar intenta hacer algo por definición imposible: quitarle la vida a Draven, un muerto; y Deckard intenta prolongar infructuosamente los cuatro años de vida con que ha sido programado. Sin embargo, a pesar de morir, Deckard logra de cierta forma inmortalizarse al apostarle a la vida. Cuando se hace consciente de su muerte segura, le salva la vida a su enemigo; no hay acto más trascendente; el robot confirma el temor de sus creadores, se ha vuelto humano, y la prueba está en que se ha dado cuenta de que no hay otra forma diferente de vencer a la muerte.