Lo que más me ha llamado la atención de esta película, aparte por supuesto de su buena banda sonora y de la magistral interpretación de Cecile De France, es la caractrización que hace Philippe Nahon del asesino. Pocos son los asesinos de la historia del cine que se fijan con tanta precisión en la mente del espectador. Y el de esta película es de antología. Todo, desde el mugroso llavero de las llaves de su asquerosa furgoneta, hasta su gorra que no se mueve un centímetro de su lugar ni siquiera en los momentos más movidos de la sangrienta carnicería, hacen un juego partiularmente macabro. Qué decir de sus hábitos, de la música que escucha, de la forma como bebe, de la serenidad con que conduce su furgoneta, En fin, no sé si el mérito sea para el actor, o para el personaje, interprételo quien lo interprete, lo cual suele ocurrir (Pensemos por ejemplo en el personaje del guasón del último Batman).