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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Drama. Romance Cuando en 2011 se legaliza en Nueva York el matrimonio homosexual, Ben y George, que llevan 39 años juntos, deciden casarse. Poco después, despiden a George sin explicación alguna de la escuela católica donde enseñaba música, y pierden su piso en Chelsea. Una pareja gay de policías acoge a George, y Ben se va a vivir a casa de su sobrino, en Brooklyn. El verse obligados a vivir en casas ajenas, el esfuerzo por ser amables o la ... [+]
25 de octubre de 2015
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El amor es extraño

Ira Sachs nos ofrece una pequeña joya, una delicada pieza de orfebrería. Probablemente no pasará a los anales de la historia del cine pero, “El amor es extraño”, es una obra exquisita, elegante, humana, hecha con infinita ternura.
Se mueve Sachs como un virtuoso equilibrista sin caer nunca por el precipicio dulzón de la cursilería. No contiene, tal vez, una historia rotunda o aparatosamente trágica, pero lo que cuenta te llega profundamente por su difícil sencillez. Nos habla de las buenas personas, de sus inevitables cargas de egoísmo, impaciencia, irritabilidad y de sus peculiaridades tan reconociblemente terrenales, del amor en cualquiera de sus múltiples manifestaciones; también de la tolerancia y de su frágil resistencia, de los trastornos que provoca la pérdida repentina de independencia e intimidad y, en fin, nos regala a manos llenas espléndidos y veraces retazos de pura vida sin renunciar a brillantes momentos de avispado humor.

El actor británico Alfred Molina y el más conocido norteamericano John Lithgow, vuelan a gran altura y mantienen un duelo interpretativo que es una explosión dichosa. Durante toda la película, como música de fondo, suenan, delicadas, las notas de preludios, sonatas y nocturnos de Chopin, escogidas e intercaladas con admirable acierto. Aunque filmada en Nueva York -cielos, cuántas películas se habrán rodado en esta prodigiosa ciudad-, no es una cinta de exteriores. Sin embargo cuando Sachs saca a pasear su cámara nos transporta, aún levemente, al inimitable mundo de Allen.
Y, a la caída de la tarde, en una calle neoyorquina, su luz crepuscular ciega la pantalla para cerrar esta amable, cálida y bonita película.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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