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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Western Ransom Stoddard (James Stewart), anciano senador del Congreso de los Estados Unidos, explica a un periodista por qué ha viajado con su mujer (Vera Miles) para asistir al funeral de su viejo amigo Tom Doniphon (John Wayne). La historia empieza muchos años antes, cuando Ransom era un joven abogado del este que se dirigía en diligencia a Shinbone, un pequeño pueblo del Oeste, para ejercer la abogacía e imponer la ley. Poco antes de llegar, ... [+]
18 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre que mató a Liberty Valance

No sé, tendría 17 o, tal vez, 18 años cuando vi “El hombre que mató a Liberty Valance”. Tampoco recuerdo exactamente dónde ni con quién. Yo era, y soy, un entusiasta incorregible de las películas del Oeste, sentía auténtica devoción por este género y las devoraba en cuanto se me presentaba la menor ocasión. Tenía -imagino que como otros muchos jóvenes- una fijación obsesiva, aunque ya en esa época no significara ninguna novedad, por el cine en color y he de confesar que cuando comenzó la proyección no pude reprimir una sensación de fastidio al comprobar que se trataba de una cinta en blanco y negro. Pero muy pronto me di cuenta, con más intuición que juicio, que lo que estaba viendo me gustaba mucho. Y a medida que avanzaba la película, absorto en aquel universo de ficción, el mundo real en el que vivía se desvanecía por completo. La historia me parecía asombrosa, tan bien contada, los actores dioses magníficos que interpretaban personajes insólitos, de leyenda y me transportaban en volandas a lugares de ensueño tan lejanos y diferentes del mío.
…Tom Doniphon, oculto por las sombras de la noche, bajo un porche al otro lado de la calle, hería de muerte a Liberty Valance. Acababa de salvar la vida de su amigo Ramson Stoddard…
El resplandor intermitente de la pantalla le daba a la sala un ambiente espectral que me sumía en una abstracción absoluta.
…Segundos antes, Liberty le apuntaba entre los ojos con la frialdad de quien se sabe dueño incondicional de su víctima, mientras Ramson indefenso y herido previamente en la diestra recogía su revólver del suelo con dificultad y trataba con la mano izquierda, sin ninguna oportunidad de éxito, levantar a duras penas el cañón de su arma y apuntar al cuerpo de su enemigo…
En esos instantes, ni el terremoto de San Francisco, del que una tía mía hablaba con la osadía de un testigo presencial, me hubiera hecho parpadear siquiera.
…Los dos disparos, el de Ramson y el de Tom, son simultáneos y se funden en uno. Cuando Liberty rueda como un fardo, todos piensan que ha sido Ramson quien ha matado a Liberty…
El silencio en la sala era ahora sobrecogedor y sólo percibía el ritmo agitado de mi propia respiración.
…Tom se retira sin ser visto, protegido por la oscuridad. Jamás desvela su secreto y deja que sea su amigo quien cargue con el peso no siempre leve de la fama. Ni siquiera la dulce Hallie, novia de Tom, que terminará en los brazos de Ramson, lo sabrá nunca…
Al terminar la película y encenderse las luces de la sala, me envolvió una tristeza que tenía algo o mucho de irracional. Hubiera deseado que aquello se eternizara. Todavía, por algunos minutos, permanecí inmóvil como si sogas invisibles me sujetaran vigorosamente a la butaca o como si las luces de la pantalla se prolongaran indefinidamente secuestrando mi voluntad. Bajo el caos, bullían en mi cabeza las escenas que acababa de ver. Con lentitud, la calma de mis pensamientos recobraba el pulso de la normalidad. Entonces, repasaba despacio, una a una, de principio a fin, todas las imágenes que acaba de ver. Pasarían los años y éstas quedarían para siempre impregnadas en mi memoria con igual persistencia que la fragancia del perfume de tu primera chica.
Pero ni la gloria ni los goces del amor le serían nunca permitidos a Tom. Y, sin embargo, él y sólo él, era el auténtico héroe de esta historia que dejó en mi adolescencia la nostalgia de los sueños inalcanzables. 
Cómo ha pasado el tiempo, con qué vertiginosa rapidez se ha ido. Me he hecho mayor en un suspiro. Desde aquéllas mis despreocupadas tardes hasta este instante, han pasado muchos años. No obstante, todo ha ocurrido como en un abrir y cerrar de ojos. Como en un sueño. 
He vuelto a ver esa película varias veces pero aquella tarde, en un humilde cine de barrio, no sé dónde ni con quién, pensé que cuando fuese un hombre, me hubiera gustado parecerme a Tom Doniphon.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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