Viudas (Widows)

Vale la pena pagar el precio de una entrada para ver “Viudas”, la útima película que dirige -también escribe el guion junto a Gillian Flynn- Steve McQueen. Sí, no desvarío, ni soy víctima de un momentaneo estado de confusión. No ha resucitado -al menos a este cronista no le consta- aquel ángel seductor de Indiana que se ganó el apodo de “The King of Cool”; el irrepetible actor que nos deleitó y emocionó en “La gran evasión” con su alocada carrera sobre una motocicleta perseguido por el ejército alemán; o, cómo no recordarlo, en “Bullitt”, esta vez al volante de un Ford Mustang sorteando obstáculos en esa montaña rusa que son las calles de San Francisco y finalmente fallecido a los 50 años en Ciudad Juárez, Chihuahua, fulminado por un cáncer de pulmón.
Este otro Steve McQueen, nacido en Londres y autor de la durísima y descarnada “Doce años de esclavitud”, una lacerante historia basada en hechos reales que describen los execrables crímenes cometidos contra la libertad de la raza negra en un reciente y vergonzoso pasado.
El cine de McQueen, es poderoso, de carácter fuertemente definido, sus imágenes jamás te dejan indiferente, sabe rodearse de un buen elenco y es un soberbio y competente director de actores. Y estas virtudes quedan patentes en “Viudas”, un thriller en el que un grupo de valientes y audaces mujeres se juegan el tipo para recuperar la herencia envenenada que les dejaron sus irresponsables y mafiosos maridos.
Entre ellas se encuentra Viola Davis tan convincente, enérgica y temperamental como siempre; o la bellísima, espigada y elegante australiana Elizabeth Debicki, capaz de enamorarte con tan solo verla caminar; y también intervienen formidables actores de la talla de Robert Duvall, Colin Farrell o Liam Neeson, al que hace ahora más de cinco lustros, descubrimos deslumbrados en la ya mítica película de Spielberg “La lista de Schindler”.
McQueen, mezcla hábilmente drama y humor para hacer de esta cinta una perfecta combinación del mejor cine de acción e intriga en la que el espectador más exigente disfrutará durante un par de horas de feliz y saludable esparcimiento.

Emilio Castelló Barreneche