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Voto de FATHER CAPRIO:
9
8,2
6.361
Drama
Este clásico del cine mudo fue el primer film que explotó el movimiento de cámara. Narra cómo el portero de un lujoso hotel, un anciano orgulloso de su trabajo y respetado por todos, es bruscamente degradado a mozo de los lavabos. Privado de su antiguo trabajo y del uniforme que le identifica, intenta ocultar su nueva condición, pero su vida se va desintegrando lentamente. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La única razón para que esta película no esté calificada con un 10 estriba en su final. Un final que le fue impuesto a Murnau por una productora, UFA, temerosa de que la sensibilidad de los espectadores quedase herida en extremo. Vamos, que a sus cuentas bancarias les venía mejor maquillar el crudo y duro retrato de una vida desprovista de esos soportes externos que la hacen soportable, aunque eso supusiese cierta perdida de coherencia e integridad en la obra del realizador alemán.
Desconozco si los espectadores de la época saldrían de los cines con ánimo optimista y diciendo parabienes de la película. Es posible. Pero el arte cinematográfico salió perdiendo. Y si no perdió aún más fue gracias a Murnau y a su realizador de fotografía Karl Freund. Ambos nos han dejado una obra absolutamente genial e innovadora, tanto por su carencia de textos como por lo que respecta a una cámara que rompe su inmovilismo histórico y lo mismo se mece en el vaivén de las puertas giratorias del Hotel Atlantic que se desplaza etílicamente sobre las paredes de una sórdida habitación.
Y haciendo de la cámara un lujo, Emil Jannings, actor cuya fuerza interpretativa es tal que si tenemos algo de sensibilidad, ésta queda absolutamente perpleja ante su actuación. Y no es nada, pero que nada fácil interpretar a un hombre al que en un instante se le derrumba un mundo que, por mucho que se trate de un mundo de apariencias y oropeles, no deja de conferir cierto "status". Ese paso marcial, ese saludo militar, ese aire de bon-vivant, ese paternalismo pillín con las señoritas bajo el paraguas. Todo al garete, Todo al carajo. Y si hay un actor que no solo interpreta sino que sufre con mayúsculas y no contento con ello, hace sufrir a los espectadores ese es Jannings.
Sé que los espectadores más jóvenes fruncen el ceño cuando se les habla de cine en blanco y negro y encima mudo. Es normal. A mí también me pasaba. Pero un día descubrí una joya como Sunrise del propio Murnau. Luego otra como Avaricia de Von Stroheim y desde entonces ha cambiado bastante mi forma de entender el cine. Claro que habrá quien dirá, y con razón, que yo también me he hecho mayor...
Desconozco si los espectadores de la época saldrían de los cines con ánimo optimista y diciendo parabienes de la película. Es posible. Pero el arte cinematográfico salió perdiendo. Y si no perdió aún más fue gracias a Murnau y a su realizador de fotografía Karl Freund. Ambos nos han dejado una obra absolutamente genial e innovadora, tanto por su carencia de textos como por lo que respecta a una cámara que rompe su inmovilismo histórico y lo mismo se mece en el vaivén de las puertas giratorias del Hotel Atlantic que se desplaza etílicamente sobre las paredes de una sórdida habitación.
Y haciendo de la cámara un lujo, Emil Jannings, actor cuya fuerza interpretativa es tal que si tenemos algo de sensibilidad, ésta queda absolutamente perpleja ante su actuación. Y no es nada, pero que nada fácil interpretar a un hombre al que en un instante se le derrumba un mundo que, por mucho que se trate de un mundo de apariencias y oropeles, no deja de conferir cierto "status". Ese paso marcial, ese saludo militar, ese aire de bon-vivant, ese paternalismo pillín con las señoritas bajo el paraguas. Todo al garete, Todo al carajo. Y si hay un actor que no solo interpreta sino que sufre con mayúsculas y no contento con ello, hace sufrir a los espectadores ese es Jannings.
Sé que los espectadores más jóvenes fruncen el ceño cuando se les habla de cine en blanco y negro y encima mudo. Es normal. A mí también me pasaba. Pero un día descubrí una joya como Sunrise del propio Murnau. Luego otra como Avaricia de Von Stroheim y desde entonces ha cambiado bastante mi forma de entender el cine. Claro que habrá quien dirá, y con razón, que yo también me he hecho mayor...