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España España · sevilla
Voto de Jlamotta:
5
Ciencia ficción. Fantástico Antología de ciencia ficción en la que dos aclamados directores coreanos cuentan tres historias extraordinarias de autodestrucción humana, en la insensible era de la tecnología moderna, y con la esperanza de restaurar la compasión y la humanidad, aunque sea de una forma alternativa. "Heaven's Creation" trata sobre un robot que podría ser Buda; "The New Generation" es sobre un apocalípsis zombi; y "Happy Birthday" reinterpreta la ... [+]
8 de octubre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los directores coreanos Kim Ji-woon (Brave New World y Happy Birthday) y Yim Pil-sung (The Heavenly Creature y Happy Birthday), con la ayuda en los guiones de Lee Hwan-hui y Yang Jong-q, han decicado un tríptico a un tema tan de moda como es el fin del mundo, el Apocalipsis. Y lo han hecho contando con miembros del all-star del cine coreano como Ryoo Seung-bum, Kim Kang-woo, Kim Gyu-ri o Bae Doo-na, entre otros. Con esto quiero llegar a que no se han escatimado esfuerzos a la hora de recrear tres posibles finales alternativos de nuestro planeta. Una epidemia zombie, un robot que afirma ser Buda y el extravagante deseo de una niña en forma de gigante bola de billar asesina son las historias elegidas. Todas ellas con un estilo personal, con toques de comedia absurda y un llamativo tratamiento visual que hace de este experimento algo tan disfrutable como olvidable.

Brave New World trata sobre el hombre y su autodestrucción continuada y mantenida a lo largo del tiempo, con su origen precisamente en el origen de todo: Adam y Eva. Desde aquella traición de confianza de la pareja bíblica a Dios, el hombre se ha empeñado en fustigarse inconscientemente por aquel delito. Directa o indirectamente, esa condenación divina no es ejecutada por nuestro juez, jurado y verdugo, sino por nosotros mismos. El ciclo de la vida ha sido modificado en repetidas ocasiones hasta llegar a nuestros días, donde podemos reciclar papel, plástico y materia orgánica pero no asegurarnos de que no acabará en nuestro plato de comida rápida. Como digo, es el ciclo de la vida, la ley del más fuerte se vuelca para permitir la venganza de los débiles aunque sea a través de su propia muerte. Lamentablemente, esta reflexión no está pensada desde la sutileza como demuestra la crítica de brocha gorda hacia los políticos, siendo tratados como la plaga de nuestro tiempo y culpable de todos nuestros males. No digo que no tengan razón pero se podría haber elaborado de forma que no pareciera un sketch involuntario de los Monty Python. Sin embargo, la película si funciona como comedia sobre todo en los personajes de los presentadores de noticias, desternillantes en cada aparición. Es la comedia y no el terror zombie el que consigue hacernos sentir algo y aunque no creo que sea el deseo de Kim Ji-woon, al menos ese apartado consigue salvar los muebles.

The Heavenly Creature, el segmento de Yim Pil-sung en solitario, es el más reflexivo y pausado de los tres, dejando la comedia a un lado y tomándose demasiado en serio a si misma. Su trama gira en torno a la posible reencarnación de Buda en un robot. Y eso no es lo más sorprendente, lo es que dicho robot haya conseguido convencer de ello a un templo budista entero. Las ansias del hombre por tener una necesidad de creer en algo más allá de lo terrenal siempre han estado en boca de todos, sobre todo de la ciencia, muy escéptica (por decirlo suavemente) con este tema. De hecho, es una de las dualidades que presenta el film, con el siempre polémico y jugoso debate entre la exactitud de la ciencia y la fe de la religión. ¿Es posible qué la paz interior y la divinidad que suponen una reencarnación se consigan de la mano de la insensibilidad y el vacío existencial? Es lo que parece querer decir Pil-sung con esta crítica directa al fanatismo pero también a sus detractores. Es decir, que Buda haya vuelto a la Tierra en forma de cyborg es una forma de anexionar ambos bandos ya que los religiosos deben creer que su Dios utiliza la ciencia como vehículo para su mensaje, y los científicos deben creer que un robot puede tener una especie de alma para llevar a cabo una mentira como la que ellos suponen que es. Ambos bandos están condenados a entenderse. Lo malo vuelve a ser la vulgaridad empleada para definir a algunos personajes, sobre todo a los empresarios y científicos, posicionándose claramente a favor de una de las dos teorías, lo que influye en la manera en que el espectador percibe el (manipulado) mensaje. Se deja ver y aunque posee un ritmo lento, hay partes estéticamente llamativas, con ciertas reminiscencias a decorados de Black Mirror, entre otras referencias.

Por último, en Happy Birthday, ambos directores unen sus fuerzas para traernos una historia divertida y tierna sobre el fin del mundo basado en la libertad creativa y la aleatoriedad más primitiva. El humor absurdo de Brave New World vuelve a lucir, aquí de una forma un tanto sádica. El capitalismo tiene la culpa de la destrucción del planeta y lo peor de todo es que han elegido a una niña pequeña como portadora de la oscuridad. En una sociedad tan mecanizada, donde los niños no hacen deporte sino que simulan que lo practican a través de la pantalla de un ordenador, cualquiera tiene acceso a drogas, pornografía, pederastia terrorismo o similares. Esto, provocado por las cabezas visibles que han promovido dicho sistema, da como consecuencia que no deban ser ellos los que ejecuten la decisión final, sino que nos han convertido a todos los vástagos del mercantilismo en portadores de una bomba nuclear. Lo curioso es ver como una familia coreana se enfrenta a su propio final sabiendo que tienen la llave en su mano para pararlo, pero sus malas decisiones y su nula capacidad para modificar la situación, les llevará a una muerte segura (o quizá no...). La mezcla de comedia, humor clásico y situaciones de cómic con cierto dramatismo sensiblero pero aceptable, convierte a esta última parte en la más recomendable de las tres. Sin duda es la que atesora más empaque y la que permanece más tiempo en la retina de los espectadores, debido quizás a su espectacular final y a contar con unos personajes humanizados que, gracias a Dios, no son (exclusivamente) símbolos ni ideas.
Jlamotta
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