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España España · sevilla
Voto de Jlamotta:
6
Drama En plena postguerra, Pepita (María León), una joven cordobesa, abandona su aldea y viaja a Madrid para estar cerca de su hermana Hortensia (Inma Cuesta) que está embarazada y en prisión. Una vez en la capital, se enamora de Paulino (Marc Clotet), un valenciano de familia burguesa que sigue luchando en las montañas de la sierra de Madrid. (FILMAFFINITY)
21 de octubre de 2011
69 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas ambientadas en la posguerra española son el equivalente nacional a las cintas bélicas sobre la Segunda Guerra Mundial producidas en EEUU. Las hay muy buenas (El espíritu de la colmena, Surcos, Ser o no ser, Los mejores años de nuestra vida) y muy malas (Raza, Días de sangre y fuego, Emboscada en la Bahía) pero de lo que no hay ninguna duda es de que son un género en sí mismo como el propio bélico, los slasher o las películas de Nicolas Cage. ¿Por qué entonces esa obsesión por volver a esta época de la que se ha contado absolutamente todo? Según el director de Solas, pretendía homenajear a las mujeres encarceladas injustamente por el régimen franquista que tantas vidas, sueños y esperanzas truncó. Pero, yo me pregunto ¿Estas mujeres realmente eran tan benditas, altruistas, dignas e inmaculadas como Zambrano nos hace ver? ¿Eran las mujeres franquistas o casadas con franquistas tan malas, víboras y venenosas? Si nos atenemos únicamente al libreto escrito por Benito Zambrano, Carmen López-Areal e Ignacio del Moral en base a la popular novela de Dulce Chacón, el sí es rotundo. Pero, ¿Qué dice la historia? Yo entiendo que en 120 minutos no quepan todas las opiniones y puntos de vista sobre un conflicto tan peliagudo pero con un simple esbozo de historia verídica nos hubiéramos conformado y hubiera pasado por alto el peor defecto que arrastra este film: su maniqueísmo exagerado.

Porque no hay término medio, hay buenos (comunistas) y malvados (franquistas). Es didáctica en el peor sentido de la palabra, confundiendo reivindicación con imposición argumental, perdiendo a los espectadores más concienzudos por el camino. Aunque eso no parece importar a un Zambrano que se lo apuesta todo a una carta peor de lo que se piensa. Asumiendo esta imparcialidad propia de Oliver Stone o Ken Loach (que por cierto tuvo su momento de gloria en este asunto con Tierra y Libertad) otro de los grandes problemas es la sobreexposición dramática sin ningún tipo de respiro o salvoconducto al que somete a la historia. A una escena dramática le precede otra aún más dramática y concede la posibilidad al espectador de acostumbrarse a ello, mutilando sus emociones más allá del minuto 60 o 70. Un par de escenas algo más distendidas (aunque no fuera comedia) añadidas en la sala de montaje hubieran sido el necesario vaso de agua que nos salvaría de atragantarnos con tanto diálogo tristón aderezado con una enfatización desproporcionada de la banda sonora en los momentos clave (música=llorar por mandato). Hay demasiados encuentros entre las protagonistas en la cárcel para llegar a las mismas conclusiones.

Sigo en spoiler sin ser spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jlamotta
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