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Voto de Gabrielle:
1
Romance. Drama Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh. (FILMAFFINITY) [+]
10 de noviembre de 2015
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien diga que está película es maravillosa y merece los premios que obtuvo en 2013, o piensa con los genitales o no tiene criterio.
Esta película es una historia de amor de lo más simple, que utiliza tópicos utilizados hasta el hartazgo (como que en una pareja homosexual ha de haber una figura masculina o que por fuerza una de las dos echa de menos un pene y acaba volviendo a él), utiliza planos y diálogos en apariencia profundos que no quieren decir nada o se vale de frases que bien podrían estar publicadas en muros de Facebook adolescentes. Veo esta película como una ofensa a las parejas lesbianas y hacia el sexo femenino en general. Se supone que en cualquier obra artística el creador utiliza componentes para transmitir algo, en este caso de carácter cinematográfico, cada plano y escena debería como mínimo darnos claves, pistas o contenidos de la historia que ayuden a seguir uno o varios hilos argumentales con la finalidad de transmitir algo. Hasta aquí bien. Hagámonos todos una pregunta: ¿honestamente creéis que las escenas pornográficas aportan algo a la historia? ¿Sirven para transmitirnos algo? ¿Nos conducen a través de los sentimientos verdaderos o de amor como lo hace la novela gráfica? ¿Son imprescindibles para desvelarnos parte del hilo argumental que se va forjando a medida que avanza la película? No. Es por esto que esta película no merece ninguno de los premios que recibió. Es por eso que esta película objetivamente no es más que una ofensa al sexo femenino, donde el director se vale de morbo llano y gratuito para atraer público y controversia o polémica. Se regodea tanto en el sexo violento, duro, “apasionado”, que resulta ofensivo. Ese sexo violento o apasionado sirve para que el público masculino se pajee furiosamente frente a la pantalla. Además, aparte de esta pornografía insultante (no digo que la pornografía sea un tabú en las películas ni mucho menos, lo es cuando no tiene sentido ni aporta nada, como en este caso), la historia no puede ser más irreal, incongruente y alejada de la historia de amor real que presenta el cómic de Julie Maroh.
Gabrielle
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