De nuevo vuelve Lily James, imbatible tras Mamma Mía y Cenicienta, en el papel de Juliet, una periodista de después de la segunda guerra cansada de escribir charadas, que se pone en contacto con un club de lectura que no esconde sino corazones rotos y secretos que irán minando la visión romántica de nuestra pizpireta escritora.

Llena de grandes momentos de referencia a las mejores cualidades de cada autor que leen, la historia se pierde entre las manos de una Lily James a la que el papel de Cenicienta rancia ya empieza a pasarle factura en un recorrido cinematográfico marcado por las damiselas en apuros.
Esta película cuenta con un reparto realmente bueno. Michiel Huisman pone la nota romántica e imposible, y Jessica Brown el de esa existencia humana mermada por la guerra que irá comiéndose con sus acciones la vacía vida de la autora, para quien todo es perdurable, necesario pero a la que Mike Newell ha tratado con un guión donde se la describe como plana.
Nada que ver con el libro original, los personajes son entrañables, la música horrible, y el vestuario aún más salvable.