Buena la ha hecho Billie August en este film.

Ha cogido elementos de otros más elaborados sobre presidiarios condenados e investigadores que por una casualidad del destino empiezan a cuestionarse la verdadera culpabilidad de los asesinos ya una vez en el Corredor de la Muerte e intentan encontrar hechos que dilate su condena.

Le debe mucho a "Cadena perpetua", pero aún más a films como "True Crime" (1999) e incluso la legendaria "Great scape" del 63, precursora de todas las demás.

Connie Nielsen es Charlotte, una mujer sentenciada a muerte por el asesinato de una niña.
Sin encontrar un cadáver, la sentencia aún así le ha caído, y un antiguo abogado, Frank Nietze que intenta obtener información de ella para venderla, cambia de parecer y se centra en la investigación del verdadero crimen, desvelando así la verdad por detalles que va siguiendo al mejor estilo de Colombo, pero que lo sumergen en una espiral de cosas inesperables pero muy liosas.

Aidan Quinn hace una interpretación descafeinada, y Connie Nielsen se va por la barranquilla, encasillada en personajes de villana y mujer sexy, siempre provocando, y aquí con una hermana pirada similar a su otra película "Innocents", mientras Kelly Preston es la única interpretación reseñable, profesional pero comedida como la abogada defensora.

Está bien el intentar mostrar la inocencia, pero el film decae hacia la media mitad con situaciones y partes de la trama que vienen sobrando, aunque algo sí que sorprende. Por ello está salvada, pero pasa muy deprisa y es de esas películas que al día siguiente ya ni te acuerdas de lo que viste antes.