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Voto de Polikarpov:
10.226
Aventuras. Drama
Durante un viaje en solitario a través del Océano Índico, un hombre (Robert Redford) descubre al despertar que el casco de su velero de 12 metros se ha agrietado tras una colisión con un contenedor que flotaba a la deriva. A pesar de las reparaciones, de su experiencia marinera y de una fuerza física que desafía su edad, a duras penas logra sobrevivir a la tormenta. Pero el sol implacable, la amenaza de los tiburones y el agotamiento de ... [+]
16 de febrero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Redford en el mar. Silencio; sólo el mar habla. Y juega, a veces, a un juego cruel.
Así (dirán muchos) es la naturaleza.
Pero no es tan simple. Este no es el cuento del gato jugando con el ratón; es el cuento de un hombre ocupado en sobrevivir.
Y ahí precisamente reside el fallo o el acierto (como casi siempre, depende del punto de vista con el que se mire) de la película.
J. C. Chandor desprecia (voluntariamente) el análisis de la complejidad humana en situación crítica, para centrarse en un discurso lineal que (sólo) exhibe la mecánica de una batalla que (esta vez sí) el ratón sabe perdida.
Y Redford comprende perfectamente este planteamiento (es verdad que la experiencia es un grado) y trabaja con toda la frialdad que le exige un papel basado (casi totalmente) en lógica automática.
Pero, claro, esta es otra manera de ver las cosas, tan válida como cualquier otra, con lo que, entre Redford y Chandor, tejen una historia curiosa que, aunque bastante desapasionada, mantiene interesado al espectador, cuyas preguntas son sólo respondidas por el silencio.
En resumen: interesante.
Así (dirán muchos) es la naturaleza.
Pero no es tan simple. Este no es el cuento del gato jugando con el ratón; es el cuento de un hombre ocupado en sobrevivir.
Y ahí precisamente reside el fallo o el acierto (como casi siempre, depende del punto de vista con el que se mire) de la película.
J. C. Chandor desprecia (voluntariamente) el análisis de la complejidad humana en situación crítica, para centrarse en un discurso lineal que (sólo) exhibe la mecánica de una batalla que (esta vez sí) el ratón sabe perdida.
Y Redford comprende perfectamente este planteamiento (es verdad que la experiencia es un grado) y trabaja con toda la frialdad que le exige un papel basado (casi totalmente) en lógica automática.
Pero, claro, esta es otra manera de ver las cosas, tan válida como cualquier otra, con lo que, entre Redford y Chandor, tejen una historia curiosa que, aunque bastante desapasionada, mantiene interesado al espectador, cuyas preguntas son sólo respondidas por el silencio.
En resumen: interesante.
