Supongo que la llegada del esperado personaje llamado Salva por parte de todos (tanto actores como espectadores) fué mucho menos impactante de lo que hubiéramos deseado, de hecho, se sitúa como una mera anécdota dentro del marco retratado antes de su llegada, y es que hablamos de la existencia de una poderosa secta formada por cinco, CINCO individuos -pues vaya mierda de lider, incapaz de superar ni siquiera la media docena de seguidores-

Pero lo que realmente deja impactado al sufrido espectador es la cara de tontos que se nos queda a todos, incluida a Cristina Brondo, al ver como ese final tan absurdo no se sostiene ni con alfileres.
¿Cómoooo?, ¿que los cuerpos desaparecidos están en otra dimensión paralela?, ¿que puede ser que la conjunción del eclipse solar y el sacrificio del pedazo de bombón negro liberen la energía de los cuerpos para alcanzar la teletransportación celular?, aaahhhh, entonces este final recobra su coherencia...