Una gran historia bien contada, con buenos dibujos, con buenas canciones, con buen desarrollo, con buen ritmo, muy bien doblada, con partes muy diferenciadas, muy bien estructurada... Con todo, El príncipe de Egipto no es una película de animación al uso, recuerdo que cuando era pequeño y la vi en cartelera la fui a ver (porque ir al cine era lo que más me gustaba del mundo) sin mucho entusiasmo y sin mucha ilusión, no al menos como podría haber ido a ver Hércules, Tarzán o alguna de todas esas. Y lo cierto es que la primera vez no me entusiasmó (algo que creo lógico pues esta película la disfrutan más los adultos que los niños) pero a partir de mi segundo, tercer, cuarto... visionado empecé a tenerle un cariño especial y creo firmemente que El príncipe de Egipto es una obra maestra de la animación, que pasa muy desapercibida, que en su día no llamó mucho la atención, que no es tan conocida o recordada como otras de su género, pero que sin duda es una aténtica joya recomendable a todo el mundo, adulto o niño, cristiano, judío, ateo o marioneto.