Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí...

Esta es la historia de un hombre muerto en vida. Manchester frente al mar nos acerca a la vida de una persona devastada por su pasado, sin ningún tipo de esperanza, una persona que vive casi por inercia, sin ningún tipo de ilusión o alegría. Y la grandeza de la película radica en que tú mismo la ves y empatizas con el personaje, sabes que no podría ser de otra manera, que es verdaderamente imposible salir de esa situación, que no queda más que aceptar y aguantar dolor por el resto de los días. Y aquí está Casey Affleck haciendo una interpretación maravillosa, transmitiendo todo lo necesario con una sola mirada, con una postura, sin necesidad de decir nada.

Película que va más allá, que busca entrar de lleno en los sentimientos y en las emociones más humanas. Y vaya que si lo consigue.