En la primera década del siglo XXI un empresario llevó a cabo un proyecto sustentado en contratar a grandes figuras, grandes estrellas, con innumerables fans en todo el planeta. Todo pasaba por tener a estos astros en su equipo. Como idea no es nada del otro mundo, había que tener dinero para juntarlos eso sí.

El once titular se caracterizaba por tener una resaltable mezcla entre grandes superestrellas y profesionales más modestos, con menos nombre, más del montón, pese a que en muchos casos cumpliesen mejor que los supuestos cracks.

Había un rubio bastante guapo, que además estaba en todas las revistas del corazón, su matrimonio era muy comentado, tenía unos cuantos hijos y se le podía ver junto a sus compañeros de equipo luciendo grandes tattoos.

Este proyecto no resultó ser gran cosa, no aportaba nada del otro mundo, aunque a todo el mundo le gustaba ver tanta estrella junta y se convirtió en una excelente fuente de ingresos. Fue esta la razón principal, obviamente, por la que estas estrellas renovaran para futuros proyectos.

Si se hiciera exactamente lo mismo, con un equipo formado exclusivamene por profesionales normalucos, sin ser tan guapos y tan molones ¿hubieran generado los mismos ingresos?, ¿renovarían?, ¿gustarían tanto?.