Hay un amor de la infancia, pasan los años, uno de ellos quiere volver a ver a la otra persona (que está casada).

Eres la persona que retoma el contacto:


Opción A: Me acuerdo casualmente de esta persona ¿cómo le irá la vida?, ojalá que bien, voy a escribirle a ver qué tal, estaría bien tomar un café y ponernos al día, era buena persona.
Opción B: Tengo un poco de obsesión, en todos estos años no he conseguido olvidarla, sé que está casada, veo cada cosa que sube a las redes, voy a tirar la caña de nuevo a ver si con suerte consigo que vuelva conmigo.
Opción C: Se me va a pasar el arroz y no encuentro a nadie, me acuerdo de esta persona e intento ver si cae algo.

Eres la persona que recibe la propuesta de reencuentro:

Opción A: Hostia, qué raro. Qué querrá ahora tantos años después? Voy a hacerme un poco el longuis porque entre que no sé a qué viene esto y que me da pereza...
Opción B: Ains mira tú qué sorpresa... a ver a ver las fotos. Uy los años no le han sentado nada mal. Bueno pues venga, quedamos sí sí. Nada, una cenita, tomar algo y nos ponemos al día. ¿Qué me pondré? Tampoco es plan de ir de cualquier manera...
Opción C: Meca, mira, esto no me lo esperaba. Pues menudo dilema ahora. Quedar quedaría sin ningún problema, nos pondríamos al día, me contaría qué tal le ha ido todos estos años y yo lo mismo. Pero claro, ¿cómo se lo tomará mi pareja?

Eres la pareja de quien recibe la invitación:

Opción A: Qué guay, mi pareja va quedar con el amor de su infancia que anda loco por reencontrarse con ella para hablar. Espero que se hagan super amiguis.
Opción B: El cabronazo este lo que quiere es pillarse a mi mujer, obviamente le voy a decir que haga lo que quiera pero vaya, espero que diga que de quedar con él nada de nada.
Opción C: Mierda de vida, ya puedo ir buscándome piso de soltero.

Hagan sus apuestas y piensen internamente cómo actuarían en cada caso.

Vidas pasadas es una buena película, íntima, elegante y delicada.

Bonita sorpresa.