Robert Carlyle es un actor que me gusta mucho y aquí hace una de las mejores interpretaciones que he visto de Hitler. Las escenas en la cervecería de Munich son muy buenas y nos muestran muy bien sus inicios en el partido gracias a sus dotes oratorias.

Aparte de esto la película va volviéndose más y más aburrida, más pesada,y más aún si la ves del tirón como yo y no en dos partes. Yo aguanté como un campeón, pero mi novia a la mitad de la película ya estaba por el quinto sueño.

No voy a entrar a comentar los errores históricos, ni en el nulo parecido de los actores (salvo escepciones) con los personajes históricos reales como he leido en otras críticas, eso pasa en todas las películas, o es que Cleopatra se parecía en algo a Elizabeth Taylor?. Por ejemplo aquí nos dicen que Joseph Goebbels es muy atractivo y solo hace falta verlo en Malditos bastardos (es el director de El orgullo de la nación) para ver lo atractivo que era.
No entiendo, por otra parte, ese intento de demonizar a Hitler en cada escena que sale, cuando si hay un personaje que no necesita de eso para que nos demos cuenta de cómo es, es precisamente Hitler.

Resumiendo:
Si queréis ver una película sobre la segunda guerra mundial: La vida es bella.
Si queréis ver una película de Hitler: El gran dictador. (Bueno, sobre Hynkel...).
Aquí mira las escenas de la cervecería y después ya si quieres puedes echar una buena siesta.