Vaya por delante un saludo a todos esos profesionales de los medios de comunicación que no se molestan en aprender a pronunciar bien el nombre de un don nadie. Total un señor que apenas fue Papa durante 30 años, ¿para que molestarse?. Voitila y punto.

-Pues los polacos le llaman Voitiua.
-Pues en España se llama Voitila porque lo dice la tele. A callar. A ver si me vas a discutir ahora como le llama Lobato a Kubica.

Me he pasado toda la peli maldiciendo a los del doblaje por la pésima pronunciación del apellido, y resulta que el capullo era yo.

En fin, al margen de este descubrimiento, hacer la peli tiene su aquel. Un biopic de Juan Pablo II es probablemente el mayor reto de los posibles biopics del S.XX. No solo es una peli sobre un Papa. Es sobre una persona que ha sido clave para tener el mundo que ahora tenemos.

La pena es que en este mundo donde lo católico está muy mal visto, a un Papa se le puede conceder que sea hasta bueno, pero no más, no sea que ensombrezca un poquito a los mitos politiqueros de plástico que el mundo tiene deificados.

Wojtyla es un hombre forjado en el amor, y atizado con el martillo del sufrimiento. Como todos los hombres que merecen la pena. Un tipo que resistió al nazismo y al comunismo y venció. Casi nada. Un vencedor con mayúsculas.

Un tipo que se enfrentaba a todo. La escena en Palermo cuando bajó del avión es para caerse de culo. Un tipo que lucho como nadie para evitar guerras. Algunas veces no lo conseguía y otras veces lo conseguía - Chile-Argentina -. Por cierto, su discurso en la visita a Chile quita el hipo.

Un tipo con una fuerza sobrenatural, que incluso consiguió poner en orden una Iglesia con numerosos tumores no benignos precisamente. Un tipo sabía decenas de idiomas sin salir de Polonia. Un tipo que tiene el récord de la convocatoria humana más grande de la historia - 5 millones de personas -. Un tipo increíble.

(sigo en el spoiler sin revelar nada)