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España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
8
Thriller. Intriga. Drama. Ciencia ficción En Londres, a finales del siglo XIX, cuando los magos eran los ídolos más aclamados, dos jóvenes ilusionistas se proponen alcanzar la fama. El sofisticado Robert Angier (Hugh Jackman) es un consumado artista, mientras que el tosco y purista Alfred Borden (Christian Bale) es un genio creativo, pero carece de la habilidad necesaria para ejecutar en público sus mágicas ideas. Al principio son compañeros y amigos que se admiran mutuamente. ... [+]
2 de agosto de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo la impresión que la magia y el cine es un binomio que se complementa, la magia es como el cine, un profundo misterio con infinitas posibilidades creativas. Es lo que el director y su equipo han pretendido con “The Prestige”, combinar ambas artes. Cada espectador ve el truco o la historia que le exponen o narran, desde una perspectiva diferente, aunque el público tiene una respuesta unificada, cada individuo procesa la información de manera distinta, por lo que para generar el asombro o interés general, tienes que hacerlo para que todos se impresionen con lo que estás mostrando. La ventaja es que si te sale bien, el resultado es gratificante y si fracasas pues el ejercicio es estéril. Nolan es de los directores más personales y atrevidos de la actualidad, aunque no siempre acierte, en mi opinión aquí está estupendo en su habitual coqueteo con la ciencia ficción, mientras que en su último film “Tenet” me decepciona. Qué le vamos a hacer… “Nadie es perfecto…”.

El gran Michael Caine como experto maestro de ceremonias, abre la película anunciando los tres actos que debe cumplir un buen truco de magia: “La promesa”, en el que el prestidigitador muestra abiertamente al público, lo aparentemente común; “El giro”, que hace que ese algo cotidiano, provoque algo extraordinario; y, para acabar, “El prestigio”, que sorprende al espectador creyendo que asiste a algo nunca visto. Toda una declaración de principios con respecto al film que vamos a contemplar. Es entonces cuando caemos seducidos por ese misterio donde nada es lo que parece.

La cinta me ha fascinado explorando mecanismos narrativos en los límites entre lo real y lo ilusorio. Dos magos, interpretados por Christian Bale y Hugh Jackman, con el veterano Michael Caine como hilo conductor, un irreconocible David Bowie como Tesla y la siempre fascinante belleza de Scarlett Johansson, participan en un puzle narrativo apasionante. Se estructura en varios flash backs no cronológicos, que invitan al espectador a reflexionar sobre los motivos y circunstancias que mueven a los protagonistas en una escalada de ingeniosos trucos epatantes. Hay ciertos guiños cinéfilos al film “La huella” (Sleuth, 1972) de J. L. Mankiewicz, no solo por la presencia de Michael Caine, también por la lucha de egos y diferencias sociales entre sus dos protagonistas: Angier (Hackman) y Borden (Bale). El primero es de clase alta y puede permitirse comprar el talento ajeno para sus trucos, el segundo es de clase humilde, por lo tanto ambicioso que se esfuerza en crear trucos ingeniosos con su talento, pues su única manera de ascender socialmente es con su trabajo. Angier es un “showman” elegante que se sirve del talento ajeno, mientras que Borden es tosco, pero un perfeccionista que siempre busca superarse.

Basada en una adaptación muy libre de la novela de Christopher Priest, pues al parecer, la simplificaron porque tenía muchas historias paralelas. “El truco final” es una inquietante historia de enemistad y rivalidad llevada hasta inesperadas consecuencias, en una lucha fratricida de ambición por el éxito, desde premisas antagónicas en la ortodoxia de tan reputado oficio. Es también una mirada romántica sobre el mundo de los magos en una época, la Victoriana de finales del siglo XIX, donde no existía la radio y el cine estaba empezando a nacer y relacionarse con la magia, algunos de esos magos se pasaron al cinematógrafo, como Meliés entre otros, pues los magos y los cineastas se entregan a una ilusión. Una ilusión y una magia creada por Nolan sin trucos digitales ni artimañas modernas, lo cual dice mucho del director que se afana en hacerlo prescindiendo del socorrido ordenador, en una trama llena de sorpresas y giros inesperados que van subiendo la tensión emocional hasta extremos insospechados. Una película que sigue creciendo con el paso del tiempo por su audacia.
EL ALBATROS
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