Indudablemente James Wan se ha vuelto un claro referente de la industria del terror del nuevo siglo. Este asiático ha sabido devolverle al género ese 'aromita' de antaño y de la vieja escuela a todas las producciones en las que ha metido mano. Por ello, sus últimas entregas han causado todo un sinónimo de negocio para la taquilla y un claro revuelo para la audiencia. Así, "La noche del demonio" ya anunció su tercera entrega y de "El conjuro" se ha desprendido la historia de la popular muñeca maldita de los Estados Unidos, Annabelle.

Pero en esta oportunidad el joven director ha decidido entregar la cámara y ceder su silla de dirección a John R.Leonetti, quien fuera la cabeza principal de la secuela del exitazo "Efecto mariposa" en 2006. Pues bien, de este modo "Annabelle", finalmente tiene todo lo prometido: un ente demoníaco azotando a una pareja de jóvenes casados, la muñeca meciéndose sola, escenas que hacen tapar la cara y una siempre excepcional música de Joseph Bishara.

Pero algo no termina de cuajar con la nueva producción de Wan y quizás radica en la ausencia de su dirección y la frivolidad de sus interpretaciones. Annabelle Wallis se torna plana, demasiado como para sostener todo el peso de la trama y, a diferencia de los trabajos anteriores de Wan, aquí la sensación de intranquilidad y opresión son algo entrecortados.

No obstante y, luego de unos alargados preámbulos, se pasa entonces al festín de brincos y "córrele que te alcanzo" que hacen finalmente que "Annabelle" sea una película notable y para recomendar.

No alcanzará los picos de "El conjuro" ni "La noche del demonio", es cierto, pero sale bien librada en lo que a efecto respecta, o al menos pero salir sonriendo del cine. Eso sí, debería ser un claro motivo para que James Wan no vuelva a entregar la dirección en producciones posteriores. Que sirva de lección.

LO MEJOR: Música y buenos recursos para suscitar esos sustos que sacan pulmón.

LO PEOR: Queda faltando algo...