Leí por ahí alguna crítica muy acertada de un compañero que dijo que en esta peli veía a Connery cansado de su personaje, y coincido absolutamente. Se ve que se estaba forrando y por supuesto sabía que su éxito venía de la popularidad obtenida con el papel de 007, por lo que consintió en seguir alimentando a la gallina de los huevos de oro. Pero, ¿cuánta pasta quieres seguir ganando cuando ya eres bastante rico y estás hasta el moño de hacer malabares con las historietas del detective más famoso del cine? Pues pocas entregas le quedarían, una más en cinco años y otra de despedida para volver a hacer caja. Vamos, que pasó por ese papel cuando le convino, pero sin tanto compromiso al tener que volver al lugar conocido.

La peli está razonablemente bien, a mí me parece de las mejores, tiene todos los elementos que debe tener: viajes exóticos, tías buenas por doquier -que por cierto caen como moscas ante los encantos del prota sin mover un dedo para conseguirlo (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia)-muchas escenas de acción reseñables (la primera pelea en las oficinas está muy bien filmada, puro realismo), grandes persecuciones y escenas de acción en avión y demás vehículos, mucha espectacularidad y un malo temible y convincente.

Pero llega el hastío. Cuando luchas por triunfar en algo, disfrutas la subida viendo cómo progresas adecuadamente. ¿Pero cuando llegas qué? Ya lo decía Bob Dylan, lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Hay una escena muy representativa para mí en la que Bond y la japonesita van en barco a la isla perdida donde está el malo. Ella dice, vamos a sumergirnos para entrar en la cueva. Y veo al bueno de Bond lanzarse al agua con la misma energía y actitud con la que suelta un mojón un sacerdote indio a las orillas del Ganges mientras reza para sí.

Y Sí, amigos. A veces la vida cuesta, a veces uno se agota de la propia existencia no por depresión o calamidad, sino porque lo que se hace mucho tiempo acaba cansando cuando eres inquieto de espíritu.
¿Podemos extraer alguna lección de aquí? Probablemente que el optimismo va por barrios y que a veces automotivarse tiene un límite. Ni toda la pasta del mundo conseguirían que Connery volviera a disfrutar tanto encarnando al mítico Bond. Lo cual, si se mira bien, no es bueno ni malo, porque después hizo otras muchas películas memorables, y soldado que huye a tiempo, sirve para otra batalla.

Nada más que declarar, señor juez. Buena peli pese al hastío existencial, sin más.