Lo primero que tengo que reconocer a esta serie es que logró que toda mi familia la viera, y esto solo había pasado con series españolas como “Aquí no hay quien viva”, con la cual comparte varios elementos como ser una serie coral, y es la clave del éxito de esta serie. Otro logro que compartiría ambas series es representar la gran variedad de familias que existen. Un punto destacable es la forma de mostrarnos la historia, siendo una especie de falso documental, y se agradece que no tenga risas de fondo.

Es cierto que no es perfecta en representar la variedad de la sociedad americana, esto se refleja en que hacen muchos chistes sobre que los latinoamericanos son ladrones, expertos en armas… y también abusan un poco de los chistes de paleto de pueblo. Destaco este detalle no por ofensivo, sino porque se hacen bastante repetitivos. Y sobre todo con el paso de las temporadas. La nota que le he puesto algunos la consideraran algo baja, pero esa nota es por la media de todas las temporadas, y es que había episodios que querías que se acabaran cuanto antes porque eran bastante malos, porque eran predecibles por usar la misma estructura en sus chistes (sobre todo los irónicos). En el tras las cámaras del episodio final, el casting confesaba que hubieran querido seguir con la serie. Menos mal que no fue así, porque la trama ya no aguantaba más. ¿Cuándo llegó el ocaso de la serie? En 2017, ya que al año siguiente fue el primer año que no fue nominada a ningún Emmy, después de haber arrasado durante los años anteriores y es que la frescura que destacaba a la serie había desaparecido.

En conclusión, es de esas series que rellenaran huecos de la programación y que si te pilla haciendo zapping te lo volverás a ver con gusto. Puede que haya sido demasiado duro con ella, pero es que no ha logrado dejarme una buena sensación y se ha notado demasiado que querían alargar el chicle todo lo posible. Pero creo que ha ganado el derecho en convertirse en un nuevo clásico que representa las nuevas familias americanas.