Nos llega a los cines, después de que pareciera que nunca se iba a estrenar, la opera prima del director y guionista Lluís Segura, una comedia gamberra y loca de cuatro amigos que deciden crear el club de los buenos infieles, que da título a la película.

La historia es muy sencilla, un grupo de amigos llevan muchos años sin verse, pero después de un encuentro fortuito y tras pasar una noche de fiesta, deciden crear un grupo para poder llevar a cabo sus deslices amorosos. Todos se han dado cuenta que han perdido sus deseos sexuales y que sus matrimonios ya no funcionan como al principio.

Nos va contando el desarrollo de la cinta en modo de falso documental, donde los protagonistas nos van contando todo el proceso de esta disparatada idea y cuáles fueron sus consecuencias.

La película tiene una buena estructura narrativa, escenas muy divertidas y un gran montaje, los personajes a ratos y dependiendo de las escenas acaban en situaciones ridículas y groseras.

Con los medidos que disponía el director, no podemos decir que sea una película maravillosa, pero si consigue lo que busca, es entretenida y consigue que el espectador pase un rato agradable.

Dentro del elenco de actores podemos destacar el trabajo de Fele Martinez, Hovik Keuchkerian y sobre todo el papel de Jordi Vilches que siempre está bien en este tipo de interpretaciones.

Podríamos resumir la cinta como la versión española de “Re sacón en la Vegas” eso salvando mucho las distancias

Lo mejor: El montaje.
Lo peor: Tiene alguna situación absurda.