La directora y guionista Lili Horvát nos presenta su segundo largometraje, cuyo objetivo principal es mostrarnos el importante papel que juega la imaginación cuando estamos enamorados. La película nos llega casi un año después de que fuera presentada en el Festival de cine de Valladolid ( Seminci) donde obtuvo el premio a la mejor actriz, Mejor dirección novel y la Espiga de Oro.

Nos cuenta la historia de Marta, una prestigiosa neurocirujana húngara que trabaja en un hospital en Estados Unidos, Cuando se enamora de János, un médico residente en Budapest, durante un congreso en Nueva Jersey, decide dejarlo todo para empezar una nueva vida con él. Marta nunca había sentido nada igual y decide volver a quedar con János en el Liberty Bridge de la capital húngara. Pero él no aparece a la cita y ella va a buscarlo al hospital en el que trabaja y, tras encontrarse, él niega conocerla. Es entonces cuando ella se derrumba totalmente.

Ese punto de la película es fundamental, porque la directora empieza a jugar con el espectador y te hace dudar de quién de los dos está mintiendo. Aunque Marta está totalmente disgustada, decide quedarse, dejando atrás todo por lo que había luchado en los últimos años, tanto su carrera como su prestigio.

La cinta pretende reflejar en todo momento que la imaginación se convierte en un elemento fundamental del proceso de enamoramiento, es decir las emociones, los sentimientos, los deseos y las expectativas que cada uno se pone. La película va transcurriendo siempre en el límite entre la realidad y la imaginación.

No es una película nada complaciente, en muchos momentos parece no tener sentido lo que estás viendo, pero el resultado final te dejará muy satisfecho, por lo menos yo lo disfrute. El aspecto visual y la fotografía son estupendas y que decir de la estupenda interpretación de la debutante Natasa Stork, se come la pantalla literalmente.

En muchos aspectos ha sido comparada con Diario íntimo de Adela H. de François Truffaut, no creo que llegue a su nivel, pero aun así me pareció una película más que interesante. No era la favorita para llevarse la espiga, pero era una posible candidata. Recomendable siempre que no te guste el cine donde te lo dan todo masticado.

Lo mejor: La interpretación de Natasa Stork y la parte visual
Lo peor: Cuesta un poco entrar en ella.

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