Esta película sin la talentosa Michelle Williams y Kenneth Branagh hubiese pasado totalmente desapercibida, pues estos dos bordan su personaje. Michelle aporta totalmente la sensualidad de Marilyn, y Branagh esa antipatía que Laurence Olivier tenía marcada en su rostro en su época de madurez. Eddie Redmayne sólo pone cara de sorprendido, yo también hubiese puesto esa cara si veo a Michelle Williams en cueros.

Los problemas que tenía Marilyn, su inseguridad a la hora de actuar y sus escarceos amorosos está bien retratado, quizás ese aspecto es lo que más me gustó.

Está siendo un año flojo para las películas inglesas, "La dama de hierro" y "Albert Nobbs" que comparten actriz nominada con ésta también me han defraudado.