Comienza con una escena bastante atractiva con Steve McQueen jugando al póquer en un tugurio, donde quien quiera que pierda creerá que ha sido engañado.
Pero el resto de la historia hasta la partida final resulta un tanto insulsa. La escena de la pelea de gallos me pareció tan desagradable como innecesaria.

Ahora bien, la parte final de la película está bastante conseguida, aunque la radiografía del perdedor que hizo Robert Rossen en "El buscavidas" me sigue pareciendo inalcanzable.

Los actores cumplen todos sin hacer ninguno la interpretación de su vida
La banda sonora le da una cierta elegancia a la película, con ese jazz típico en Norman Jewinson.

En definitiva, una buena película que deja un cierto sabor amargo.