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Voto de Zampapipas:
6
6,4
2.862
Drama. Romance
Álex (Eduard Fernández), un director de cine tímido e introvertido, intenta terminar su último guión. Con este propósito decide alejarse unos días de su familia e ir a los Pirineos en busca de calma e inspiración. En el pueblo en el que se aloja conoce a Mónica (Montse Germán), una violinista que está de vacaciones en casa de una amiga. El amor surge entre ellos, pero se verán obligados a reprimir sus sentimientos. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con algún suspiro que otro, pero se deja ver.
La veo como contraposición a "En la ciudad", como otra cara de lo que sucede en aquella película, por algunos detalles que añadiré en el spoiler.
Tiene detalles de fotografía deliciosos, tanto narrativos que complementan planos en los que los diálogos brillan por su ausencia o no tienen mucha importancia (spoiler); como visuales. Algunos ayudan por sí solos a salvar ciertas partes del veredicto del bostezo.
Javier Cámara está espléndido, es un crack.
Fernandez es otro pedazo de crack, aunque en esta película puede exasperar en algunos momentos. Supongo que será por exigencias del guión, pero su timidez resulta algo forzada a veces.
Estoy de acuerdo en que sea una película de, entre y para amiguetes y conocidos; con cierto caracter regional, pero hay que verla preparados para ello, como cuando vamos a ver una de Allen; y sobre todo si nos gustó "En la ciudad" o "tres días con la familia", por ejemplo.
La veo como contraposición a "En la ciudad", como otra cara de lo que sucede en aquella película, por algunos detalles que añadiré en el spoiler.
Tiene detalles de fotografía deliciosos, tanto narrativos que complementan planos en los que los diálogos brillan por su ausencia o no tienen mucha importancia (spoiler); como visuales. Algunos ayudan por sí solos a salvar ciertas partes del veredicto del bostezo.
Javier Cámara está espléndido, es un crack.
Fernandez es otro pedazo de crack, aunque en esta película puede exasperar en algunos momentos. Supongo que será por exigencias del guión, pero su timidez resulta algo forzada a veces.
Estoy de acuerdo en que sea una película de, entre y para amiguetes y conocidos; con cierto caracter regional, pero hay que verla preparados para ello, como cuando vamos a ver una de Allen; y sobre todo si nos gustó "En la ciudad" o "tres días con la familia", por ejemplo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Las historias y relaciones que hay entre los personajes en "en la ciudad" parecen extravagantes, forzadas, artificiales, abruptas, nada parece encajar.
En Ficción, sin embargo, parece que el lugar, el ambiente, purifica las emociones. Por ejemplo, el personaje de Javier Cámara, con su sonrisa de piedra, representa la sencillez de la vida campestre, es despierto e intuitivo, ya se huele que entre los invitados va a haber rollete y además pone su granito para que ocurra. Es un sol. Podemos verle en muchos planos por detrás de la acción, simplemente mirando a lo lejos o tocando la guitarra, o desde su retrato en un cuadro, y observa a los invitados que vienen de la ciudad con aire condescendiente, como un padre.
Cesc sabe agrupar una serie de circunstancias que a todos nos resultan familiares para adornarlas con vacíos, vacíos sin los que no existen las formas. De ahí que muchas conversaciones sean grandes monumentos a la vacuidad, pues no importan tanto. De ahí que adivinemos muchas veces lo que sienten los personajes, y no cuando hablan precisamente.
Cesc hizo la película que no pensó hacer. Puede que estuviera en crisis y nada como una temporada en la montaña con gente nueva, unos paseos a caballo y unas aventurillas para reavivar la creatividad, recuperar emociones, energías agotadas, y para tener material nuevo.
El beso famoso es pues el resultado de una relación natural y cercana, alimentada por una experiencia de riesgo, de aventura, la cual multiplica el factor sentimental y une a los protagonistas que se encuentran en un momento de su vida algo incierto. Su romance fugaz les empuja a seguir adelante. Han encontrado lo que buscaban.
La auténtica explosión humana del sentimiento, el beso, no ocurre en cualquier lugar, y mira que lo esperábamos, en la montaña, en el refugio, en el restaurante, en la torre, en el coche... no, en la carretera, porque ella, dice, se ha enamorado un poquito, y enamorarse de vez en cuando es la leche, pero que ahora va por el camino correcto. Y Eduard también, claro.
En Ficción, sin embargo, parece que el lugar, el ambiente, purifica las emociones. Por ejemplo, el personaje de Javier Cámara, con su sonrisa de piedra, representa la sencillez de la vida campestre, es despierto e intuitivo, ya se huele que entre los invitados va a haber rollete y además pone su granito para que ocurra. Es un sol. Podemos verle en muchos planos por detrás de la acción, simplemente mirando a lo lejos o tocando la guitarra, o desde su retrato en un cuadro, y observa a los invitados que vienen de la ciudad con aire condescendiente, como un padre.
Cesc sabe agrupar una serie de circunstancias que a todos nos resultan familiares para adornarlas con vacíos, vacíos sin los que no existen las formas. De ahí que muchas conversaciones sean grandes monumentos a la vacuidad, pues no importan tanto. De ahí que adivinemos muchas veces lo que sienten los personajes, y no cuando hablan precisamente.
Cesc hizo la película que no pensó hacer. Puede que estuviera en crisis y nada como una temporada en la montaña con gente nueva, unos paseos a caballo y unas aventurillas para reavivar la creatividad, recuperar emociones, energías agotadas, y para tener material nuevo.
El beso famoso es pues el resultado de una relación natural y cercana, alimentada por una experiencia de riesgo, de aventura, la cual multiplica el factor sentimental y une a los protagonistas que se encuentran en un momento de su vida algo incierto. Su romance fugaz les empuja a seguir adelante. Han encontrado lo que buscaban.
La auténtica explosión humana del sentimiento, el beso, no ocurre en cualquier lugar, y mira que lo esperábamos, en la montaña, en el refugio, en el restaurante, en la torre, en el coche... no, en la carretera, porque ella, dice, se ha enamorado un poquito, y enamorarse de vez en cuando es la leche, pero que ahora va por el camino correcto. Y Eduard también, claro.