Fast & Furious X está dirigida por Louis Leterrier, que se encarga de meter a todos los personajes habidos y por haber que han participado en la saga, que nadie recuerda y a nadie importan, para que el espectador cree algo de vínculo con la familia de Toretto (Vin Diesel) que parece un trozo de cartón moviéndose entre plano y plano. Y esto han de hacerlo en cada película, porque nadie empatiza con los personajes. El comienzo es de relleno, como gran parte de la película, donde se dan charlas sobre la importancia de la familia, etc. Cabe decir que nos llenamos la boca diciendo eso, pero todo lo que pasa ese niño es de psiquiatra. No pasa nada, nos acordamos de la familia cuando dejamos de quemar rueda, nos dedicamos a jugar al pinball por Roma y la dejamos medio destruida. Se realizan escenas totalmente random y de relleno para que el resto de personajes tengan algo que decir y, repito, no es necesario porque ya ni hacen gracia ni importan.

Las escenas de persecuciones, etc., vuelven a dar un giro de tuerca a la saga. Son espectaculares a la par que inverosímiles, cosa que tampoco importa ya. Esto se trata de ver quién da más, si el acartonado de Vin Diesel o el pasado de vueltas de Jason Momoa, quien es el nuevo enemigo; una mezcla de Joker moderno que, al parecer, es el único que se lo pasa bien en la película. Por lo demás, tenemos a los mismos de siempre, con los chascarrillos que llevamos viendo desde la primera película, con menos carisma que un zapato y sin gracia alguna. Más de dos horas de filme que se podrían haber contado en una, o en media si me apuras, y todo para hacer una película que, por favor, espero sea la última. Esta vez no van al espacio, suerte de eso, pero el guion de la película flojea más que nunca, con una serie de decisiones que les llevan de aquí para allí, y con situaciones que los mismos protagonistas deben explicar para que al espectador, al que le da igual todo ya, sepa por qué se hacen.

En definitiva, FAST AND FURIOUS X es un nuevo esperpento palomitero que, espero, no lo sea ya tanto ni dé tantos réditos como para seguir acumulando películas. La única esperanza es que la próxima acabe con todo. Efectos especiales de gran presupuesto, persecuciones locas y espectaculares y todo lo que queráis, pero más de lo mismo y peor contado que nunca. Rezad para que la XI sea la última y dejen de jugar con lo que ya está muerto.