Sembrando las bases del estilo que afianzaría posteriormente con "Magnolia" (1999), Paul Thomas Anderson pisó fuerte en el panorama de Hollywood con esta pequeña maravilla que es "Boggie Nights" (me niego a llamarla "Juegos de placer"). Estrenada en 1997, la considero no sólo una buena película, sino que una muy valiente. No digo que sea la mejor de la filmografía de este gran cineasta, pero sin dudas a nivel personal es la que más me gusta. Me encanta y por eso la calificación máxima.
La consecución del llamado "sueño americano" es un tema que lo hemos visto en miles de historias, pero nunca así. Su trama es ingeniosa, innovadora y que no sólo recrea a la perfección un ambiente en concreto sino que logra hacerte partícipe. Tú estás viendo y te sientes inmerso en los años '70 y '80 y en la industria del cine pornográfico. Con esta película me pasa lo mismo que con "The Wrestler" (Darren Aronofsky- 2008), ya que no sólo son dramas impresionantes sino que poseen claves de denuncia a un contexto en específico. Anderson nos cuenta las vidas de estos personajes pero a su vez, recrea las vivencias de todos o casi todos los metidos en el arte del cine X. Dudo que alguien dedicado a ello tenga un estilo de vida diferente al que se plantea en esta película. En el film de Aronofsky la exposición es la del mundillo de la "lucha libre", entretener a costa de tu propia vida. En "Boogie Nights" vemos que la pornografía y la prostitución caminan de la mano... en las dos te pagan a cambio de sexo. Todo ello situado dentro de una tragicomedia de personas rotas que buscan el amor que no obtienen de su familia biológica y cómo son ellos en conjunto quienes forjan esa familia.

Hay un dato curioso que me encanta. Resulta que el papel de Eddie Adams parece que fue pensado para Leonardo DiCaprio, pero estando comprometido para rodar "Titanic" (James Cameron- 1997), Leo recomendó a Mark Walhberg, con quien había trabajado en otro drama bárbaro como fue "The basketball diaries" (Scott Kalvert- 1995). No pudo haber una casualidad mejor. Mark está perfecto. A él se suma un elenco enorme con figuras que el director prácticamente nos dio a conocer, por ejemplo: Philip Seymour Hoffman, quien se nos fue muy pronto. Y John C. Reilly. Muchos actores y actrices dando lo mejor de sí porque no creo que sea sencillo rodar una película como ésta. Afortunadamente no hay excesos. Los desnudos son necesarios y no están porque sí.
El soundtrack es grandioso aunque yo no soy fan del funk precisamente. El diseño de producción, vestuario y peluquería de diez. Realmente Boogie Nights no tiene desperdicio. Algo negativo que tendría que mencionar sería la duración: 155 minutos, pero se pasan rápido. No siento que en algún momento se pierda el ritmo, al contrario. Si se te pasan volando las más de tres horas de "Magnolia", no creo que tengas problemas con ésta.

Una pieza valiosa de la década de los '90, de las mejores de Paul Thomas Anderson (mi favorita). Y una película recomendable tanto para fans como para casuales de este director.