He visto esta película porque ha ganado 9 premios Goya y quería comprobar por mi mismo que tal estaba. Sinceramente, esta cinta es más de lo mismo por mucho que se empeñen en decirte que es diferente, que no es una más sobre el género y bla, bla, bla. “Pan negro” no deja de ser otra película más sobre la posguerra española desde el punto de vista del bando perdedor, con niños en papeles protagonistas de por medio y, además, visitando los mismos lugares comunes y poseyendo los mismos personajes estereotipados propios del género. Esto es así a pesar de que muchos críticos de cine se vayan por los cerros de Úbeda hablándote de otras cosas que no tienen nada que ver con el filme o se centren en pequeños detalles a los que le dan una importancia que realmente no tienen.

No me ha parecido una mala película, desde luego que no, pero la encuentro sobrevaloradísima y ni que decir tiene que los 9 Goya que le han dado me parece lo más exagerado, desde hace muchísimos años, en cuantos certámenes he visto. No sé, creo que cualquiera que no la haya visto pensará que algo tiene que tener para que le den tantos premios, pues qué quieres que te diga… te animo a que la veas y luego me lo expliques puesto que yo no lo entiendo de ninguna de las maneras.

“Pan negro” es cine de corte académico, clásico, el cual supongo que será visto con mejores ojos por aquellas personas que gusten de este tipo de películas. De acuerdo que está hecha de forma sobria y detallista, que plasma con gran acierto la vida rural de los años 40, que la fotografía no está nada mal y que tiene buenos planos de pintorescos paisajes rurales, pero a mí no me ha gustado por muchas razones que en el siguiente párrafo detallaré.

A pesar del arrollador arranque de la película, muy pronto empieza a perder fuerza como si de una mala gaseosa se tratara. El interés por la historia va decayendo paulatinamente hasta convertirse en un producto que aburre y donde te da exactamente igual lo que sucede y lo que pueda suceder. Mucha culpa de esto la tiene su pulso narrativo tan pausado, pero por desgracia no es lo único: la mezcla de géneros que propone el filme no funciona y desorienta al espectador, el director naufraga al construir la trama y muchos de los personajes, ya que se preocupa más por la forma que por el fondo, las interpretaciones de los actores son flojitas en líneas generales, el guión está repleto de subtramas que o bien no sirven para nada o bien las resuelven de un plumazo de manera muy desdibujada, los personajes se comportan de forma caótica, con diálogos rebuscadísimos y nunca terminan por calar en la historia y, por último, el desenlace te deja frío, apático y no emociona en ningún momento.

En definitiva, “Pan negro” no es más que otra rancia película sobre la posguerra inflada infinitamente, como de costumbre, por críticos de cine empeñados en encontrar algo sublime donde no lo hay.