Por encima de todo se trata única y exclusivamente de un grandioso espectáculo visual. El director del film ha fabricado un producto aburrido, larguisimo y de un sin sentido apabullante.
La cinta, con unas increíbles secuencias de un gran realismo y con imágenes espectaculares a lo largo de todo el metraje, es vacía y el sufrido espectador está deseando que acabe lo antes posible. El sonido es de primera calidad, el guión tan nefasto que no sabes por donde agarrarlo y los intérpretes asumen desconcertados sus respectivos papeles.
Pero aquí se acaba la película. Amigos lectores de esta crítica, toda la cinta es un sin sentido que llegan a cansar al público, que seguramente esperaba un producto mucho más inteligente.
Resumiendo: Solo para los amantes de Russell Crowe, no puedo recomendarla.