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España España · Badajoz
Voto de Pachón :
10
8,1
533
Documental. Bélico. Drama Estamos en París en el año 1871; mientras que un periodista de Versalles TV transmite información falsamente tranquilizadora, se crea una Televisión Comunal, que refleja la opinión de los insurgentes de la capital francesa. Así, estas dos cadenas cubren la revolución y gobierno de la Comuna de París, entre el 26 de marzo y el 28 de mayo de 1871, de una manera totalmente diferente. El canal público oficial, TV Nacional de Versalles, da ... [+]
18 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprendente película histórica que logra llegar a las más altas cotas de veracidad y objetividad pese a que usa a su favor un anacronismo, la existencia de televisiones en 1871, como elemento fundamental, y carece de grandes medios y financiación para llevar a cabo una inmersiva ambientación que sea toda una experiencia.

Pero "La comuna" no es solo una película histórica, es también una militante y esto no le quite credibilidad, veracidad ni objetividad. Watkins nos presenta un acontecimiento histórico en su totalidad y toda su complejidad, no son sólo buenos y malos, nos muestra las divisiones internas, los juegos de poder y los fallos de la Comuna, los mandos, sus órganos y su bases pese a que el director y todo el film simpatiza con la causa comunera. Hasta el final de la primera parte el mensaje se traslada al espectador de manera convencional, mediante la trama y el argumento con sus diálogos, pero en la segunda parte ese mensaje pasa a confundirse, fusionarse, con nuestro tiempo. La Comuna deja 1871 y se vierte en 1999 (cuando se rueda la película). Se les pide a los actores y personajes su opinión sobre temas de ambas actualidad, de 1871 y 1999, sin dejar clara la separación entre tiempos, entre actores y personajes, entre la historia pasada y presente.

Y es que esa es una de las enseñanzas de la película: las luchas de ayer son las de hoy, pueden que cambien las formas pero la estructura igual, similar o análoga sigue ahí, su esencia. Se nos trae la Comuna, sus reivindicaciones y problemas a nuestro tiempo histórico porque nos sigue inspirando, nos ha marcado, nos sirve como ejemplo y un proyecto similar sigue siendo necesario.

Como ya se ha dicho varias veces más arriba, la película trata el hecho histórico con rigurosidad y por eso "La comuna" es uno de los mejores reflejos de la revolución que he visto, con sus dinámicas internas, heterogeneidad, disensiones, análisis, radicalismos, grupos enfrentados, orden y desorden, poder y contrapoder, etc.Está todo tan bien reflejado que ni si quiera la pobre (pero muy efectiva) ambientación y el anacronismo de la televisión estropea el conjunto.

Tampoco podemos obviar la contundente, dura y necesaria crítica a los medios de comunicación, tanto los de "información" como los de "contrainformación", encarnada en las televisiones de Versalles y la Comuna. Cada una responde a unos tipos ideales propios, con sus clichés, sus formas y sus tonos, además de sus puntos de fricción como lo es la mayor o menor manipulación. Al final de la película aparece un tercer actor en este drama informativo: el del medio independiente, encarnado por uno de los reporteros de la televisión de la Comuna que dejó el puesto. Este tercer actor también cuenta con sus formas, tropos y tonos propios como, por ejemplo, una mayor militancia. Por desgracia, esta crítica se nos puede quedar un poco anticuada, ya que la distancia cronológica (18 años después de su estreno), aunque nula a nivel histórico, la ha superado por el desarrollo de internet como lugar social (ya no sólo como biblioteca virtual), el desarrollo de los mass media y la revolución que ha supuesto para la profesión del periodismo las redes sociales.

Casi todos los recursos se va en material y vestuario, que está bastante bien logrado, pero vemos como los escenarios son casi esquemáticos, como de ensayo, y están dentro de una nave industrial. Tampoco se percibe que se usen muchas cámaras y muchos ingenios, parece que casi toda la acción está grabada con una o dos cámaras y poco más. Aún así, tiene un acercamiento mucho más completo que muchas superproducciones del género histórico de éxito.

Gracias a las actuaciones, montaje, grabación y dirección podemos sentir las emociones de los implicados que nos conducen por la trama. Lo genial de esta película como producto fílmico es que es capaz de transmitir todo lo quiere transmitir sin necesidad de recurrir a espectaculares imágenes y planos (carece de potencia estética y es integramente en blanco y negro), a un montaje rápido y bombástico o a una banda sonora espectacular (la música es incidental y no se sale más allá del contexto). De la manera más simple (y probablemente bastante barata) pero con un extremo cuidad y un gran cariño, además de una implicación casi divina por parte de todos los integrantes, Watkins nos ofrece una espectacular obra que se siente muy orgánica y humana, para nada artificiosa.

Salud y República.
Pachón
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