Lo más especial de 'All about Eve' es que, además de contar con una gran historia (y bien contada) delante de las cámaras, tuvo su propia película tras las cámaras.

Si ya es una gozada ver todo lo que sucede, la película, para mí, alcanza un nivel explosivo al leer el libro de Sam Staggs 'Desnudando a Eva' ('All About All About Eve') donde nos cuenta cómo la relación entre Bette Davis y Celeste Holm era pésima tras las cámaras, siendo amigas sólo cuando la cámara se encendía. Y, al contrario, Bette Davis y Anne Baxter, rivales en la película, eran grandes amigas tras las cámaras.

De hecho, Gary Merrill y Bette Davis iniciaron un romance durante el rodaje de esta película, haciendo con ello que sus personajes fuesen casi tridimensionales, ya que se puede decir que se estaban interpretando a ellos mismos. Es más: Bette Davis no tuvo que construir ningún personaje: ¡era ella misma! Y esto es algo que en pocas grandes películas ha sucedido. Para algunos críticos tiene poco mérito que alguien no tenga que esforzarse en interpretar un papel pero, para mí, 'All about Eve' fue un enorme disfrute al ver a la auténtica Bette Davis entregando lo mejor de sí misma sin fingir ni un músculo de su cara. ¿No se pide naturalidad a una interpretación? ¿Qué hay más natural que Bette haciendo de Margo Channing? Sólo el agua mineral.

Es altamente aconsejable completar la experiencia de 'All about Eve' leyendo el libro de Sam Staggs después y, luego, revisionar de nuevo la película, donde cobrará aún más significado y será mucho más placentera. Por datos así es que esta película dejó una huella tan profunda y sigue liderando el género del cine dentro del cine, aún 70 años después.