Esto no es más que una sucesión de escenas enlazadas por el poder de la casualidad en las que poderte enseñar distintos dinosaurios con diferentes cualidades en diferentes escenarios. Vamos, lo que toda la vida han hecho los videojuegos.

El guión no se esfuerza absolutamente nada en dar una coherencia a su narración. Si algún personaje se tiene que teletransportar, se teletransporta. Si te apetece, piensa tú como ha podido aparecer ahí en el momento oportuno.

No se puede decir que no salgan dinosaurios, porque aparecen muchos, pero se sienten como algo secundario, y sobre todo, la sensación de peligro que teníamos en la primera entrega, aquí es completamente inexistente. Hay varios momentos en los que veremos a los 8 protagonistas andando en fila india mientras son abordados por diferentes dinosaurios a una distancia prudencial, dando la sensación que estás viendo a un grupo de turistas montar en una atracción de un parque temático.

Evidentemente alguna escena buena tiene. Pero claro, si con ese reparto y ese presupuesto en dos horas y media no hubiese ni una escena buena, ya sería para quemar el estudio. Aún así estás no justifican tragarse semejante engendro.

Lo que quizás más me ha chocado es el cambio de género tan brusco que ha sufrido la saga. Esto es totalmente una película de aventuras con sus villanos rocambolescos, dinosaurios haciendo parkour, espionaje, tramas absurdas y una cantidad ingente de personajes.

De forma inexplicable consiguen reunir a cinco personajes que en películas anteriores funcionaban bastante bien y hacer que aquí ninguno de ellos logré emocionar ni un poco al espectador. Ni siquiera los inolvidables Ian Malcolm y Alan Grant.

De verdad me esperaba algo mejor, incluso después de ver algunas críticas. Puede ser entretenida, pero que es mala es innegable.