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Estados Unidos Estados Unidos · 544 Camp Street. New Orleans
Voto de Jinete nocturno:
7
Terror. Fantástico. Intriga Rose es una joven madre (Radha Mitchell) que trata de encontrar curación para su hija enferma. Incapaz de resignarse al diagnóstico de los médicos que proponen internarla de forma permanente en un centro psiquiátrico, Rose huye con su hija hasta llegar a una ciudad aparentemente desértica. (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que cada vez que oyes que cierto estreno es la adaptación de no-se-que videojuego te pones bajo la protección de San Judas (patrón de las causas perdidas) y procuras mantenerle bien alejado del cine. Y no me extraña... Mortal Kombat, House of the Dead, Mario Bros; “maravillas” cinematográficas... Al fin y al cabo, qué cojones: ¿qué se puede esperar de la adaptación de dos muñecos soltándose hostias o saltando sobre setas gigantes, Ciudadano Kane?

Y sin embargo, Silent Hill es una excepción. Sin ser completamente coherente, la saga Silent Hill nos presenta un universo elaborado y extraordinariamente complejo y unas tramas argumentales en algunos casos soberbias. Después de todo, y no deja de ser irónico, Silent Hill bebe argumentalmente (es más que sabido) de algunas de películas de Terror tan originales e inspiradas cómo “El Carnaval de las Almas” y “La Escalera de Jacob”, a las que se hacen descarados homenajes.

Así que, y sin que sirva de precedente, esta película sí tenía una base, un “de donde sacar”. Es más, el problema, más que la falta de argumento, era el exceso: la necesidad de simplificar la trama y hacerla encajar en dos horas de metraje de forma que fuese comprensible al “no iniciado”.

Y ahí han fracasado estrepitosamente. Porque, sintiendo mucho, dudo que nadie que no conozca la saga haya sido capaz de entender ni la mitad del argumento.

El guión, es verdad, tiene grandes aciertos: el personaje de Alessa, leitmotiv, razón y corazón del universo Silent Hill, que en los juegos resulta algo ambiguo y desdibujado, tiene aquí una carga trágica de connotaciones fáusticas que resulta fascinante. Además, y es algo muy acertado, frente a la calculada ambigüedad con la que el juego trata “la Orden”, describiéndola como un extraño culto de estilo lovecraftniano supuestamente pagano, pero dotado de una iconografía “sospechosamente” cristiana, aquí, de manera mucho más clara y coherente, se nos muestra como una horda de cristianos fundamentalistas al mejor estilo “Ágora” empeñados en purificar a todo quisqui base de hoguera –impagable el personaje de Cristabella-. Y es que lo más interesante de la película es esto: la astuta forma en la que satiriza la intransigencia y fanatismo religioso que ha caracterizado al cristianismo (no únicamente, lo sé) convirtiendo a Alessa, la supuesta “bruja” encarnación del Mal absoluto, en una heroína oscura ansiosa de justa venganza –no pude evitar aplaudir en cierta escena final; así de sádico es uno-.

Sin embargo, y junto a estos aciertos, el guión peca gravemente de falta de claridad (cómo ya dije, a los “no iniciados” el final les resultará totalmente incomprensible) y de de demasiadas concesiones a la galería–esto es sin duda lo peor-, como la presencia de monstruos sacados directamente de los videojuegos como el famoso “Piramid Head”, que no aportan nada salvo confusión.

En resumen, una película fallida, sí, pero con algunos hallazgos notables. Una lástima.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jinete nocturno
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