Este musical atrevido y esperado me hace, analizarlo de una forma un tanto extraña por el sabor agridulce que me deja. Desde el primer fotograma te fascina. La fotografía, los planos recogidos son de gran belleza y magistrales. El escenario reproducido de una Francia de callejones y barrios bajos está llevado con gran delicadeza y con la oscuridad propia de esa época así como los tejemanejes propios de supervivencia como son engaños, violencia, delincuencia y prostitución. Hasta ahí todo muy bien.

La película es narrada siempre a través de las canciones sin que se impongan diálogos, algo atrevido, y que funciona realmente, dotando de mayor intensidad a la trama. Las voces son correctas aunque no magistrales dado que no es el campo propio del elenco de actores y actrices. Las interpretaciones, por contra, son buenas, pero no terminan de llenarme. Huge Jackman me acaba cansando aunque está dotado de una buena carga dramática y R. Crowe, me cuesta verle en ese tipo de papeles en los que hay menos acción de la que acostumbra. Ann Hataway, cierto es, da una alta calidad al personaje, a pesar de no tener una continua presencia en el metraje.

Encontramos pasajes muy entretenidos, como es el inicio o la resistencia revolucionaria, pero los pasajes amorosos se hacen pesados en algún momento y, porque no decirlo, demasiado pastelones.

Aún así la película cumple, es un musical intenso, y aunque me sobren algunos minutos, asombra y es muy disfrutable.