Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Pedro:
8
Drama El conflicto palestino-israelí sirve de telón de fondo a este drama. Salma, una viuda palestina, tiene un litigio con el ministro de Defensa israelí. La casa de éste, en la frontera palestino-israelí, linda con su campo de limoneros. Cuando las autoridades deciden que los árboles deben ser talados porque representan una amenaza para el ministro de Defensa y su familia, Salma decide emprender una batalla legal para salvar sus limoneros. (FILMAFFINITY) [+]
30 de octubre de 2008
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salma hace su limonada del modo que se consigue la más aromática y sabrosa: dejando reposar en un frasco de cristal el zumo mezclado con trozos de limón y azúcar. Con este proceso consigue convertir la acidez en exquisita dulzura. Pero la fruta del limonero echado a perder no puede tomarse. Es por esto que aquello que pudo ser delicioso se queda en amargura. Con esta metáfora el director y guionista Eran Riklis nos habla de Israel y Palestina.

No sería lo mismo este trabajo sin la realista expresividad de sus actores. Desde las primeras escenas, sobre todo los rostros de Hiam Abbass y Tarik Kopty (la protagonista y el anciano Abu que la cuida desde niña) transmiten el profundo sentimiento del dolor interior; ése que se refleja en la mirada y que habla del sufrimiento de toda una vida, de la pobreza, de la esclavitud asumida casi del todo por el alma, pero que se resiste a sucumbir mientras quede un resalte, por diminuto que sea, al que aferrarse. Aquellos que les acompañan en el reparto se debaten entre aceptar la hipocresía del sistema establecido o luchar contra ella.

Así, poco a poco, con un hilo narrativo fresco se nos cuenta inspirada en hechos reales la historia de un campo de limoneros y la disputa de los personajes en torno a él, que es en realidad la historia de un pueblo, o mejor la de dos pueblos que aún parecen irreconciliables. A un lado quienes protegen lo que les pertenece y a otro quienes se consideran por derecho dueños de lo que a otros pertenece. La película no es por ello neutral, pues deja esto claro. Hay cosas en las que no se puede ser neutral.

La incomprensión y el miedo entre unos y otros abocará a un elocuente plano de Doron Tavory (intérprete del cínico Ministro de Defensa) al mismo tiempo satisfecho y abatido. Todos pierden, mientras la belleza del verde de las hojas y el refulgente amarillo de la fruta -plasmado por un acertado trabajo de fotografía al que escolta una banda sonora también notable- da paso al gris que separa dos mundos. La limonada de Salma no volverá a ser dulce.
Pedro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow