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Los limoneros

Drama El conflicto palestino-israelí sirve de telón de fondo a este drama. Salma, una viuda palestina, tiene un litigio con el ministro de Defensa israelí. La casa de éste, en la frontera palestino-israelí, linda con su campo de limoneros. Cuando las autoridades deciden que los árboles deben ser talados porque representan una amenaza para el ministro de Defensa y su familia, Salma decide emprender una batalla legal para salvar sus limoneros. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
20 de septiembre de 2008
53 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos aburridos de ver en la tele el conflicto Israel-Palestina. Como bien dice el director, él no juzga, no se pone del lado de unos ni de otros. Los protagonistas son personas, más allá de religiones, credos y políticas.
Y todo para mostrar que, con unos sencillos mimbres, se puede hacer una digna película. Una película que guarda un silencio de rabia, un silencio de complicidad, un silencio de amargura y un silencio de risa. Pero que, cuando los personajes hablan, lo hacen con el corazón, y casi da igual que esto suceda en Israel. Podía pasar lo mismo en Euskadi, en Munich o en Tibet.
La interpretación de la protagonista es, sencillamente, sublime.
Y posiblemente, es la típica película que todo instituto debería tener para enseñarla a sus alumnos.
fincher
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4 de octubre de 2008
41 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estas "pequeñas" películas que, de cuando en cuando, nos llegan desde cinematografías alejadas de los centros neurálgicos de la producción y la distribución, nos devuelven el placer del cine. Es decir: imágenes, palabras, historias, música, sentimientos... cultura, en definitiva. Demuestran que los efectos especiales están muy bien, son muy divertidos en determinados momentos... pero no lo son todo. EL CINE es esto: tres o cuatro localizaciones bien estudiadas; unos actores convincentes; unos diálogos precisos y concisos (a menos que seas Woody Allen y seas muy muy gracioso) y, sobre todo, sobre todo, una historia. Una historia cerrada y, a su vez, abierta, para que el espectador participe, para que cree o recree su propia historia, con las imágenes que el director le muestra. Para mí, por ejemplo, esta sencilla historia de valentía y dignidad, encierra una hermosa métáfora que desgrano en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
abeltracas
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4 de junio de 2009
27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el color, el sabor, la preciosidad para los ojos, quiere ser erradicado, quitado del medio por mor de la seguridad de un ministro del ejército, meramente por esto, pendejamente por eso. ¡Oh Universo!

¡Qué belleza la del color de los limoneros! Tanta como la de los membrillos, de ahí mi crítica a Antonio López, cuando en la película "El sol del membrillo" (Víctor Erice, España 1992) cometió el error de borrar el dibujo que había hecho de ellos en su esplendor y belleza de amarillo, verde y demás colores y plasmarlos en un artificioso blanco y negro de carboncillo, vamos casi como el color del muro que separa a Israel de Cisjordania. Cosas así son deprimentes elevadas al cubo.

Por favor, los limones son amarillos, son soles acompañados de verdor, y es ahí precisamente donde radica su belleza cautivadora, su materialidad imantadora, su goce para la vista.

Querer matar esa naturaleza asombrosamente viva, esa maravilla en medio de un mundo civilizado de viviendas y poblaciones a cual más feas y donde abunda la mierda y el asqueamiento para las pupilas, querer arrancar limoneros (presencia de lo divino-hermoso-oloroso-sabroso-jugoso-eterno-soleado) es un auténtico atentado contra la esencia de lo verdaderamente crucial e importante en la razón de ser, contra la humanidad, contra todas las razones que tiene Israel para defenderse del terrorismo fanático-islamista.

Así pues Eran Riklis toca un tema agudo, afilado, el de la pugna entre el Estado de Israel y los palestinos, con la valentía característica de los intelectuales independientes, críticos que ante todo son autocríticos, veraces equilibrados que son dignos de señalar las necedades y cualidades de un bando u otro, sea el que sea, o se llamen como se llamen.

Película muy recomendable de ver. En ella el Estado de Israel no queda peor parado que la Autoridad Palestina. En este filme lo que se pone de manifiesto por excelencia es como la poesía y belleza natural no vale nada cuando se trata de la seguridad de los "huevos" de un político (dado que son los "huevos" de los "nuevos amos", o sea, por lo visto, "huevos de oro"). Y este derroche, exceso y autocracia de los políticos, de los nuevos amos de la sociedad, es la misma en todos lados, sea el país que sea o el partido del signo que quiera.
Ehavled Jef
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9 de octubre de 2008
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Los limoneros" es una sencilla película de las que se dejan ver con facilidad y de las que cuentan algo con sustancia. Eran Riklis no trata el conflico palestino-israelí, al menos no a grandes rasgos. Riklis traslada a una pequeña parcela la incomprensión entre vecinos (palestino e israelí) por la simple incomunicación.

El film cuenta más de lo que aparenta, pero es demasiado cándida en sus planteamientos, parece que Riklis pasa demasiado suavemente por encima de todo, y ese todo del que habla no es para nada suave, es la ocupación, es el terrorismo. Todos saben de que se habla en la película pero básicamente parece un cuento.

Es un planteamiento conservador que le da un toque tierno a una historia dura en la que destaca la mujer palestina defendiendo su pequeña parcela de limoneros. Si esto lo extrapolamos a todo el territorio palestino, nos encontramos con parte importante de un conflicto sin fin.
Sersolo
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11 de enero de 2009
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin recurrir a lo cruento ni salir apenas del ámbito íntimo de lo particular, Eran Riklis lleva a la pantalla el conflicto israelí-palestino con elocuencia, con delicadeza, con tacto, con inteligencia y hasta con lirismo, poniendo en evidencia las contradictorias paradojas de ambos bandos, el contradiós que se deriva de la ausencia de un mínimo sentido común, los estragos que causa la falta de diálogo, el aplastante abuso de autoridad del Estado de Israel, las luces y las sombras de su sistema judicial y la indenfensión impotente en que quedan los más humildes. Y esto son sólo algunas de las cosas que nos regala esta película maravillosa cuyo contenido, más allá de las coordenadas geográficas precisas en que se ubica la acción, se hace extensivo a todo conflicto entre vecinos (países o simplemente personas, da igual…, ahí radica el poder metafórico de la película) incapaces de sentarse a dialogar para intentar llevar a cabo una convivencia posible. Esto es lo que, en su sencillez y en su modestia, da a esta pequeña producción israelí un contenido universal e intemporal, conviertiendo casi en fábula los hechos reales en que está basada. En definitiva, toda una lección de sentido común y de buen cine.
“Los limoneros” cuenta con la baza impagable de dos firmes pilares: un guión sencillo pero sólido, que se va creciendo conforme pasan los minutos a la par que crecen la historia que cuenta y los personajes que la protagonizan, y una interpretación simplemente sublime de Hiam Abbas, de mirada y expresión inconmensurables.
Si en sí misma la película es notable, el hecho de ser paradójicamente israelita le añade un plus de grandeza que suma el punto que, para mí, la hace sencillamente sobresaliente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ziryab
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