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España España · Madrid
Voto de Pedro:
5
Drama A pesar de haber perdido su trabajo, Michel vive feliz con Marie-Claire desde hace treinta años. Sus hijos y sus nietos los llenan de alegría. Tienen amigos muy cercanos. Están orgullosos de sus actividades sindicales y políticas. Sus conciencias son tan transparentes como sus miradas. Pero ese bienestar salta por los aires cuando dos hombres armados y enmascarados los golpean, los atan y se fugan con sus tarjetas de crédito. (FILMAFFINITY) [+]
29 de abril de 2012
24 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice Guédiguian que "Les pauvres gens" de Víctor Hugo le inspiró. En dicho poema una familia pobre con cinco niños termina acogiendo a dos más que han quedado huérfanos. Y ahí acaba la inspiración. Se trata del gesto de bondad y sacrificio, que busca trasladar a un presente distinto al que quiere dar un trasfondo de clases sociales.

Para lograrlo usa una canción francesa de Pascal Danel -"Les neiges du Kilimandjaro", con letra de Michel Delancray- que no parece guardar relación, pero que encaja si rizando el rizo caemos en que es una referencia poética al abrigo de la muerte, para la que Delancray se inspiró en el relato homónimo de Ernest Hemingway. Relato a su vez en el que un escritor fallece junto al techo de África tras recordar su vida y entender que no ha plasmado en su obra la importancia de la gente verdaderamente interesante -los pobres- dejándose atrapar por las garras de la comodidad de las clases altas.

Realizar esa asociación resulta rebuscado, máxime cuando no es la canción -icono romántico de un fin nostálgico- sino el relato original el que alude al sentido último de las clases. Si la poesía puede entenderse según quién la lee, aquí Guédiuian nos da toda una lección de cómo basar una película en poemas interpretados a su bola, o quizás de cómo vestir de poético algo que difícilmente se asocia a dichas poesías.

Por lo demás, se construye una historia que pretende ser social -por tanto reflejo de la realidad- y se vende como tal al público, cuando lo que vemos es una fábula de escasa credibilidad, por varias situaciones entre las que destacaría la de los dos menores pasando de unas manos a otras de modo poco explicable y forzado. Así que realmente, además de interpretación muy libre de dos textos, el director construye otro "poema" que el espectador debe asumir más con imaginación que como crónica de sucesos.

Lo tangible aparece en la alusión al paro en un mundo de privilegiados y desfavorecidos, y tras una interesante introducción en la que nos muestra a quienes se supone defienden al obrero -los sindicalistas- como otros privilegiados más, tras unas secuencias con el asalto y las pesquisas posteriores, tras el remordimiento de su protagonista, la historia se desvanece y la crítica pierde fuelle debido al vehículo argumental que se hace cada vez más extraño.

En definitiva, un guión con notable intención, pero cuyo raro desarrollo no termina de cuajar, y que además se pierde en escenas de vida cotidiana que no aportan mucho resultando reiterativas; y en las que los actores, salvo por algunos momentos, no insuflan fuerza suficiente. Al autor le recomendaría darse un repaso a "Los lunes al sol" de Fernando León para que tome nota de cómo plasmar una idea semejante con eficacia, fuerza interpretativa e incluso unas gotas de sarcasmo social. Porque lo que casi consigue con sus "nieves del Kilimanjaro" es que el espectador identifique la relación con la canción simplemente por su estribillo: "Dormir, dormir, dormir".
Pedro
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