Nos encontramos ante un relato sencillo que adapta mediante un proceso de dramatización un artículo autobiográfico de la británica Lynn Barber, cuyo contenido formaría a su vez parte de sus propias memorias publicadas en 2009 con el título "An education (a memoir)". Barber ha logrado ser una triunfadora en su profesión, trabajando como periodista para medios tan conocidos como Penthouse, Sunday Express, The Independent on Sunday, Vanity Fair, The Observer, The Daily Telegraph, The Sunday Times..., y acumulando varios premios de la prensa en su país.

Sin embargo, ésta no es la parte de sus vivencias en las que se centra el novelista, ensayista y guionista Nick Hornby, quien se vio sobre todo atraído por los sucesos vitales de la adolescencia de la protagonista tomando como núcleo central una aventura amorosa y las relaciones en el entorno escolar y familiar. Sucesos que no tratan un típico episodio ñoño para telefilme banal de quinceañeros en el colegio, sino que nos hablan de aprender a vivir de los errores, a distinguir los sueños de una época y una forma de vida de las realidades a golpe de experiencia, del duro desengaño, de caer y levantarse.

La realizadora danesa Lone Scherfig recoge la propuesta de dirección ambientando con atractivo envoltorio escénico y musical la década de los sesenta en barrios londinenses, llevando a cabo sobre todo un engranado trabajo narrativo apoyado en una composición fotográfica que se nota bastante elaborada tanto en expresivos primeros planos como descriptivos medios y generales. Labor en la que sin duda resulta crucial la fotogenia de la joven actriz Carey Mulligan, así como su presencia, frescura y elegancia interpretativa ante la cámara. Quizás sea muy pronto para afirmar que ha nacido una estrella, pero sólo esta actuación bien merece ya cuanto menos un pedacito de firmamento.

La historia, que como indicaba es sencilla, no deja de transcurrir llevada con cierto pulso intrigante hacia una resolución no esperada, y dejando en pantalla momentos emotivos como los que nos brinda la protagonista escuchando las palabras que le dirige tras la puerta su padre -un Alfred Molina que construye meritoriamente un personaje secundario tan contradictoriamente patético como entrañable-, o con lo que nos cuenta como colofón su voz en off mientras vemos las imágenes que darán paso a los títulos finales.

"Una educación" además de todo esto es una película que trata de las mujeres que enfrentaron una época para lograr culminar la lucha de siglos contra los roles otorgados a su sexo en la sociedad, mujeres que reivindican el justo derecho a ser, a poder tropezar y alzarse como cualquier otro. Es una película que, en definitiva, nos educa para admirar a la que es compañera de nuestro pasado y de nuestro destino.