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España España · Madrid
Voto de Pedro:
8
Drama En 1865, tras el asesinato de Abraham Lincoln, ocho personas son detenidas y acusadas de conspirar para matar al presidente, al vicepresidente y al secretario de Estado. Entre ellas está Mary Surratt (Robyn Wright), la dueña de una pensión, donde John Wilkes Booth (Toby Kebbell), el autor material del magnicidio, y sus cómplices se reunieron y planearon el atentado. Mientras el resentimiento contra el Sur domina a las autoridades de ... [+]
14 de diciembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Redford, como ya hiciera en su anterior trabajo como realizador -"Leones por corderos"-, escoge una vez más la dirección de un argumento con trasfondo crítico, que aunque desarrollado en esta ocasión en el Washington de 1865 y basado en los hechos reales que rodearon el asesinato de Abraham Lincoln, no deja de tener paralelismos con los tiempos que hoy corren, cuando entre los disfraces con que se visten las democracias es difícil discernir dónde empieza la justicia o dónde acaba el poder; o más bien si el poder político de unos pocos no es más que el eterno titiritero de la dama con balanza y venda en los ojos que debiera depender de todos y actuar del mismo modo con todos.

Para ello conduce el guión con una narración precisa, dinámica, donde tras una introducción en los hechos, pronto da paso a la parte de mayor intensidad en tono de thriller judicial y político dentro del drama que asola a la acusada Mary Surrat, interpretada con madurez y expresividad por Robin Wright (aquella "Princesa prometida" que una vez también destacase como amor platónico de "Forrest Gump"). Junto a ella, James McAvoy afronta al abogado principal protagonista, sin alardes pero convincente; y ponen su grano de arena secundarios de lujo como un casi irreconocible Kevin Kline midiendo bien el cinismo de su personaje de Stanton moviendo los hilos del poder, o Tom Wilkinson encarnando al senador Johnson símbolo de quien se debate entre el quiero y no quiero cambiar este mundo de apariencias.

Al lado de un amplio y acertado reparto, una correcta banda sonora bien engranada, y una lograda ambientación de la época, destaca la puesta en escena, una variada composición de planos y la fotografía resaltada sobre todo por una luz tamizada tanto en escenarios al aire libre como en los interiores donde juega con ventanales y sombras dando una apariencia especial, algo etérea algunas veces, a los personajes. La transición entre el final demoledor, lleno de fuerza dramática, y la presentación de los títulos finales con fotos envejecidas con apariencia del siglo XIX acompañadas del bello y melancólico tema musical folk "Empty" de Ray LaMontagne, dejan el regusto de una de las películas más cuidadas de Redford, tanto o más que "Gente corriente" o "El río de la vida".

"There's a lot of things that can kill a man,
there's a lot of ways to die,
listen, some already did that walked beside me.
There's a lot of things I don't understand,
why so many people lie.”

Un profundo vacío es así lo que uno siente, la sensación de estar en una realidad de permanente alienación donde la injusticia no hace sino repetirse de modo cíclico a lo largo de la historia.
Pedro
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