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Voto de Kyrios:
9
Intriga. Cine negro Areta, un antiguo policía que trabaja como detective, recibe el encargo de encontrar a la hija de un empresario de Ponferrada. Gracias al novio, averigua que la chica estaba embarazada y huyó de casa. A partir de ese momento, empieza a sufrir todo tipo de presiones para que abandone el caso, pero Areta seguirá investigando hasta el final. (FILMAFFINITY)
15 de enero de 2022
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El Crack (1981) es una de las obras cumbres del cine español. La película está dirigida por José Luis Garci e interpretada en su papel principal por Alfredo Landa (de quien se llegó a dudar que pudiera interpretar un papel tan serio como el que se le exige en la película). A pesar de que no fue un éxito de público en el momento de su estreno, con el tiempo ha conseguido un estatus de gran película que es el que se merece.

La película arranca con un prólogo que da buena cuenta de cual será el espíritu de la película a partir de entonces. Nuestro protagonista, un detective privado, se deshace de dos malhechores que pretendían atracar un restaurante como si fuera el mismismo Charles Bronson o Clint Eastwood en uno de sus thrillers políticos.

Queda patente ya en primera instancia que las intenciones de Garci son las de adaptar el cine norteamericano a nuestras costumbres españolas. Paradójicamente, este primer prólogo parece homenajear las películas de acción de los años ochenta, mientras que el resto de la película es un claro homenaje al cine negro clásico.

Después del prólogo nos encontramos con una trama detectivesca que nos recuerda a tantas y tantas películas del cine negro de los años cincuenta (no en vano la propia película hace mención al nombre de Humphrey Bogart), aunque con algunas diferencias fundamentales. Por ejemplo, la trama transcurre prácticamente siempre en lugares de Madrid que no son precisamente lujosos, sino más bien barriobajeros. Hay una clara intención de desmitificar la figura del detective y llevar la acción principal al fango y a los ambientes de la clase baja.

Por supuesto, también hay unas intenciones políticas, como es un ataque a la alta sociedad y a sus desmanes, que no son corrientes en el cine negro. Todos los personajes que gozan de un estatus económico alto en la película (el Guapo, el padre de la desaparecida y el empresario sádico) son retratados como personas sin moral. En contraprestación tenemos al mundo de las clases bajas, que a pesar de vivir en su miseria, conservan una cierta dignidad (incluso uno de los compañeros que traiciona al personaje principal, se compadece y devuelve el dinero con el que le habían sobornado).

También aparecen en la película temas que estaban en el candelero sociopolítico, como es el divorcio o el aborto. La película no se corta un pelo en poner el foco en tramas que retrata con mucha naturalidad.

El escenario por tanto, es también un personaje más de la trama. La película es a su manera un homenaje a la ciudad de Madrid, a pesar de que no oculta sus miserias. Para la memoria del cine quedarán los planos con grúa de la Gran Vía, que por otra parte, tienen incluso un componente extracinematográfico, digamos arqueológico si vemos la película en 2022, que provocan una gran atracción. Es fruto de una España diferente, que en cierta manera es capaz de evocar nostalgia. Hoy en día los ciudadanos de la película se nos antojan casi como extraterrestres, tanto por sus aficiones (el boxeo, las timbas) como por su mentalidad (la reticencia al divorcio, el aborto, etc...)

Y fundamental es también la banda sonora que compone Jesús Gluck, uno de los habituales en la filmografía de Garci, y que con unas pocas notas de piano es capaz de crear una tonadilla que asociaremos con este Madrid gris y con esos planos con la grúa que retratan la ciudad desde el aire.

Pero, y a pesar de que en todo momento se están adaptando las claves del cine negro a España, con todas y cada una de las situaciones vistas en el cine norteamericano, hay que señalar que el Crack no pretende ser una película posmoderna. Es decir, no quiere hacer gala de su autoconsciencia ni utilizar la parodia ni tampoco autorreferenciarse en cada segundo. La seriedad imbuye el cien por cien de sus fotogramas.

Conclusión

El Crack es historia de nuestro cine. Una película que sin dejar de coger elementos del cine norteamericano, los adapta a los códigos patrios sin recurrir a la exageración o a la autorreferencia constante. El resultado es una cinta que es fruto de su tiempo y que a día de hoy sigue ejerciendo una atracción magnética.

Crítica escrita para Cinemagavia.es
Kyrios
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