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Voto de Kyrios:
6
Aventuras Francia, siglo XVII. D'Artagnan, Porthos, Arthos y Aramis, los mosqueteros más famosos, tienen que hacer frente a un complot político urdido por el cardenal Richelieu contra Luis XIII, cuya finalidad sería arrebatarle el poder al rey. Por otra parte, para salvar el honor de la Reina, D'Artagnan y sus amigos tendrán que eludir las trampas que les tiende Milady De Winter, la maquiavélica espía del Cardenal y enemiga mortal de los mosqueteros. (FILMAFFINITY) [+]
15 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novela más popular de Alejandro Dumas (coescrita junto August Maquet, aunque este tema daría para un tema aparte), Los tres mosqueteros, ha sido adaptada al cine en decenas de ocasiones, y ya en el cine mudo fue recogida diversas veces. Una de ellas, seguramente la más célebre, es la película que dirigió el director Fred Niblo el 1921, un director poco prolífico pero con destellos de genialidad que realizó entre otras perlas Sangre y Arena (con otro galán del cine mudo como era Rodolfo Valentino) así como la primera versión de Ben-Hur y que contaba con un reparto de lujo en el que destacaba principalmente un aclamado (ya en la época) Douglas Fairbanks.

El éxito de este actor es el que explica la producción de la película. De hecho la película se explica en gran parte por el clamoroso éxito que supuso la realización de la marca del Zorro, justo un año antes que los tres mosqueteros, una película también de Fred Niblo, que recibió un éxito mayúsculo. Eran tiempos en los que el cine servía para explotar este tipo de historias, de capa y espada, que tan de boga estaban en la época, y que el espectador observaba como un ser atónito. El ubicar las películas en un tiempo pasado (en el caso de los tres mosqueteros en la Francia de Luís XIII) permitía a los directores ambientar sus películas en interiores que suscitaban la excitación del público, que veía así saciado su gusto por el entretenimiento. No hay ninguna falsedad en clasificar a los tres mosqueteros como una película con unas intenciones totalmente comerciales, pero también es cierto que precisamente el criterio de la época era totalmente diferente al nuestro.

Y el papel estaba hecho a la absoluta medida de Fairbanks. De eso no cabe duda y por eso en España llegó a titularse D’artagnan, precisamente porque Fairbanks realizaba este papel principal. En la marca del zorro Fairbanks ya había sido capaz de demostrar sus dotes atléticas, cosa que unida a su gran carisma fueron los grandes causantes de su éxito. El público deseaba ver a héroes como los que interpretó Fairbanks a lo largo de su carrera (esto remarca precisamente que la película fuera destinada a una gran mayoría de público, que deseaba esta identificación con Fairbanks). Y Es que aparte de convertirse en D’artagnan, Fairbanks también interpretó a personajes como Robin Hood (Robin de los bosques, 1922) y a célebres piratas (el pirata negro 1926). En los tres mosqueteros sus condiciones físicas quedan al descubierto en las múltiples cabriolas y volteretas que es capaz de realizar, así como en los múltiples duelos en los que se enfrenta a los guardianes del malvado cardenal de Richelieu. La importancia de Fairbanks también llegó a la producción y llegó a formar parte del equipo que reescribió el guión para la película. Se nota especialmente en la segunda parte de la película, que da un mayor protagonismo al personaje de D’artganan, y alejándose más de la fidelidad de la novela.

Precisamente la primera parte de la película adopta una visión mucho más cómica que a día de hoy puede sorprender. El d’Artagnan de la primera parte de la película no es descrito exactamente como un gran héroe, sino que más bien Fairbanks interpreta a un personaje con aires Quijotescos que abandona su pequeño pueblo (en una maravillosa escena creada por Niblo, en la que metafóricamente el padre de D’artagnan abandona un pájaro enjaulado al aire libre) para quedar deslumbrado ante la vida de la gran ciudad de París. Con mucho toque cómico se nos presenta a nuestro personaje que queda maravillado y que nos recuerda más bien por momentos a un Chaplin tragicómico que a un héroe de postal.

Evidentemente poco durarán estas sensaciones porque en la segunda parte de la película la acción se hace mucho más visible, en gran medida cuando nuestro personaje principal conozca a sus tres maravillosos mosqueteros. El tono, pero, nunca deja de abandonar el contagio de entusiasmo, pese a la contradicción violenta que suponen las imágenes. Sin duda una de las características básicas de este cine de Fairbanks y del género de aventuras mudo, en el que de alguna manera la violencia quedaba como muy alejada del espectador (aunque hay escenas duras como ese primer plano del soldado al que D’Artagnan remata en el suelo).

El reparto no se limita a Fairbanks y realmente es una auténtica galería de las mejores caras ilustres de la época. Se destacan: Nigel de Brulier, Barbara La Marr, Adolphe Menjou, León Bary, George Siegmann y Eugene Pallette entre otros. Sin duda alguna se puede destacar la meticulosidad con la que Brulier encarna al sibilino personaje del cardenal Richelieu, que resulta la antítesis a la perfección de D’Artagnan y sus tres mosqueteros. También podemos citar a Adolphe Menjou, que interpreta al rey Luis XIII y pese a que hace una aparición discreta, podemos verlo ya en acción en estos tiempos.

No está al nivel Fred Niblo de sus mejores películas, pero seguramente el peso de Fairbanks era demasiado grande como para que el director pudiera ofrecer una visión más personal que le diera más singularidad a la película. Una artesanía bien realizada pero que se queda en eso precisamente.

http://neokunst.wordpress.com/2013/11/15/mundo-mudo-los-tres-mosqueteros/
Kyrios
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