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Voto de Kyrios:
7
Drama Al volver del rodaje de una película, una joven actriz atropella a un pastor alemán de pelaje blanco. Inmediatamente lo lleva a un veterinario para que lo cure y coloca anuncios para localizar a su dueño. Como nadie lo reclama, se queda con él, pero un día ataca sin motivo a una mujer negra. La joven descubre, horrorizada, que el perro está adiestrado para atacar a personas de color. (FILMAFFINITY)
10 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película norteamericana de Samuel Fuller, White dog (Perro blanco, 1982) es un golpe bastante impactante a una sociedad norteamericana imbuida de racismo. No es de extrañar que la película tuviera numerosos problemas para su estreno. De hecho, la película fue tildada de racista (ironía en su máximo esplendor) y fue estrenada internacionalmente en Francia. No fue hasta la década de los años 2000’s en que la película consiguió una distribución en formato DVD. Visto hoy en día no sorprende el revuelo causado, puesto que nos encontramos ante una película que rompe con cualquier tibieza posible, y que encara un tema que a día de hoy aún no está resuelto, mucho menos treinta años atrás. Por este motivo, nos encontramos ante un título bastante desconocido, también en España, puesto que la distribución internacional del filme ha sido pésima. Y eso, que hay un director reconocido detrás…

La película está basada en la obra literaria del francés Romain Gary, con el mismo título del filme. Durante una travesía en coche, una mujer que trabaja como actriz de cine (interpretada por Kristy McNichol) atropella a un precioso perro, puramente blanco. Como parece que nadie se hace cargo de dicho animal y viendo el terrible futuro que le espera, la actriz decide adoptarlo. Sin embargo, pronto se dará cuenta de que el animal ha sido domesticado para atacar a la gente de raza negra.

La inteligencia del filme la encontramos en el toque de Fuller. En otro director, probablemente la película se habría convertido en una especie de Cujo (Cujo, 1983; rodada precisamente sólo un año más tarde que Perro Blanco, ¿Casualidad?) es decir, en una mera excusa para presentarnos secuencias de acción y terror consistentes en tener a nuestro perro blanco devorando todo a su paso. Sin embargo, Fuller le otorga otro valor a la cinta. Las metáforas del filme convierten la obra en un duro alegato contra el racismo. El Perro blanco no deja de ser una alusión a una sociedad que ha crecido con el odio en su interior, y que es incapaz de borrar dicho odio, porque lo lleva incrustado prácticamente en su genética. Inteligentemente, hacia la mitad de la película el guion del filme traspasará el protagonismo humano (porque Perro Blanco no es una película de personajes, sino más bien una disección de arte y ensayo que sin embargo tiene muy claro que el entretenimiento es un pilar fundamental) de la actriz que interpreta McNichol al personaje afroamericano que interpreta Paul Windfield, que es un educador de animales y que pretende reeducar al animal para que deje de atacar a los negros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kyrios
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